Capítulo 10: No Te Obligaré a Nada

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Ya habían pasado dos días desde que habíamos llegado a Cancún.

Estábamos platicando sobre la playa que estaba frente al hotel que, por cierto, cuando se ocultaba el sol se veía hermoso, yo no miento... Se veía precioso.

Eran las 4:30 p.m, y el sol aún seguía en la misma posición que tenía hace dos o tres horas.

Decidimos ir a caminar un rato por la playa para aprovechar que el clima estaba rico, estaba fresco, había un poco de sol y ya. Simplemente era la tarde perfecta.

-Espera aquí, tengo que hacer algo... importante- Dijo Sebas antes de que yo saliera de la habitación, impidiendome el paso- Vuelvo en 45 minutos-

-¿Pero a donde v..?

-Te amo-Me interrumpió y me plantó un beso en los labios.

-¿Ok?

-¡Al rato vengoooo!-

Simplemente no sabía que pensar sobre lo que acababa de suceder, así que decidí evitarme todas esas preguntar y ponerme un vestido de traje de baño muy lindo, en lo que Sebas llegaba.

Me cambié, me puse mis sandalias favoritas y solté el cabello, lo único que hice fué ondularme un poco el cabello para no tenerlo tan horrible como siempre.

Estaba un poco aburrida, así que decidí hacerle una pulserita a Sebas, con un dije con nuestros nuombres que yo había mandado a hacer hace un tiempo, pero no sabía para qué lo quería. Ahora más que nunca me será útil.

Puse música y comenzé a hacer la pulsera, mejor dicho las pulseras, pues yo tambien quería una para tener las mismas pulseras, para que todos supieran que yo le pertenezco y él a mi.

Terminé en 30 minutos, luego decidí guadarlas, y en cuanto las guardé en mi bolsillo derecho del traje del baño, entró Sebas con esa sonrisa que tanto enamora.

-Llegué, y necesito que vengas conmigo- Dijo como emocionado.

-¿Para qué?-

-No te diré, ahora ponte esta venda en los ojos-

-¿¡Para qué!?-

-¡No preguntes y póntela ya!- Me tomó de los brazos con su mano y ató la venda en los ojos con la otra mano. Pero que habilidad la suya.

-Ahora sígueme, pero sin trampas, ¿Entendido?-

-Si, claro, como tú digas, ¡Pero más te vale que no sea una trampa si no yo t...-

-Confía en mi, bebé, te encantará- Me interrumpió-

-Ok... confío en tí- Dije nerviosa.

-Perfecto-

Sentí una ligera brisa que recorría mi cuerpo por completo, también sentí el olor del mal y alcanzé a escuchar las olas chocar entre ellas y sobre la arena.

-¿Estámos cerca? ¡No sé que pensar de tí, Sebas!-

-Tranquila, princesa, sé que te encantará mushísimo-Hizo una pausa- De hecho, ya llegamos-

Me tomó de la mano y y me guió como a un kiosko o algo así, lo supe porque pisé una superficie plana y que sentí que era madera, así que creo que acerté.

-¡Sorpresa!- Gritó mientras me quitaba la venda.

No. Lo. Puedo. Creer.

ES. IN-CRE-Í-BLE

Abrí la boca demasiado, de la emoción y me tapé la boca, juró que se me escaparon unas lágrimas de ambos ojos cuando observé el kisoko.

En las esquinas del kiosko, habían tres velas, alrededor de todo el kiosko (en las orillas) habían cientos de pétalos de rosa, también había una lampara muy hermosa que iluminaba color rosa colgada en el techo, habían enredaderas con muchas rosas y corazones pegados a ellas. Simplemente era hermoso, y me emocioné más cuando Sebas puso nuestra canción favorita.

Secreto Sorpresa (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora