06. BEASTMODE

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A Joo Heon, por lo general, no le gustaban las peleas. Al menos, no las que no tenían un propósito concreto, las que pretendían ser no más que un entretenimiento y una excusa para apostar.

Las gradas estaban a rebosar, y Joo Heon se preguntaba cuánta gente de la que estaba allí estaría en una situación como la suya, atrapados en un lugar mirando algo que no les generaba ninguna clase de interés.

A Joo Heon le gustaba pelearse con la gente, le gustaba meterse en líos. Chang Kyun solía llamarle temerario, solía enfadarse con él por provocar que le dieran puñetazos cuando no había necesidad. Siempre había sido un bocazas, alguien que reía de una forma que sonaba demasiado insultante, una facilidad para buscar excusas para que le pegaran para poder devolver los golpes. De algún modo, el dolor siempre le ha gustado. No era un masoquista, posiblemente estaba mucho menos loco que la mayoría de personas que había en aquellas gradas, pero... le gustaba el dolor cuando quien lo había causado había terminado perdiendo contra él, era su modo de atesorar las victorias. Le gustaba el dolor físico porque no toleraba el emocional, porque las heridas del alma no se curaban como sí hacían las del cuerpo.

Le gustaba el dolor porque provocaba que otros se preocuparan por él.

Que Ki Hyun y que Chang Kyun se preocuparan por él.

Sus inicios en la banda eran difusos incluso para Joo Heon. Le había reclutado una chica de pelo rosa con cara de zorro y con un nombre que variaba en una sola letra al que Ki Hyun.

Ki Hyun tenía una hermana y un hermanastro de la edad de Joo Heon, y ninguno compartía apellido con él, era un buen modo de pasar desapercibidos. Eran dos zorritos bajo las alas de un zorro más grande, pero eran igual de astutos que Ki Hyun, y ella en concreto le había engatusado de una forma magistral, aunque Joo Heon sabía que nunca tendría forma de agradecerle lo suficiente a esa chica que le metiera en ese mundo, que le diera un lugar al que pertenecer.

La había conocido en una sesión de terapia en grupo sobre cómo aprender a canalizar la agresividad, donde solo estaba porque los del reformatorio le habían obligado a acudir para reducir su pena. Había dejado a alguien en silla de ruedas después de tirarle a las vías del tren. El tren había frenado a tiempo y no le había atropellado, pero en la caída el chico se había partido la columna al golpear con los raíles.

Su propia familia se desentendió de él y le condenaron a pasar dos años en un reformatorio.

Con ella probó la cocaína y tuvo sexo por primera vez. Luego empezó a ayudarla a pasar cosas por ahí, hasta que Hyun Woo vio que tenía talento para más cosas y le entrenó. Allí empezó a escalar hasta convertirse en lo que era hoy: una de las pocas personas de confianza de Yoo Ki Hyun.

El pelo morado de ella haciéndole cosquillas en las piernas le recordaba a aquella época.

-Ga Hyeon-ah –le dijo a la chica que estaba sentada justo en el asiento de abajo y que estaba usando sus rodillas de reposacabezas-, ¿no tendrás crystal o algo? Esto es inaguantable.

-Tengo xanny, ¿no te vale?

Él hizo una mueca de disgusto y luego rodó los ojos. No, la metanfetamina y las benzodiacepinas no se parecían en absolutamente nada. Claro que no le valía.

Ella no había apartado la vista del teléfono mientras le respondía. A decir verdad, no había visto que lo hiciera desde que se había sentado.

Se preguntó si ella no estaría igual de aburrida que él.

Iba a preguntarle al respecto, pero un sonido de sorpresa escapando de la boca de Ga Hyeon hizo que su curiosidad de desviara hacia otro lugar.

Entonces ella se dio la vuelta y le miró como si acabara de ver un fantasma en su teléfono, y cuando le dijo lo que dijo después en voz alta, Joo Heon pensó que, igual, su primera impresión había estado lejos de estar errada:

FATAL LOVE »Jookyun, Showho. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora