Dany, Daniel, Kkukkung, Kyunie, Chang Kyun, I.M. Durante el transcurso de su existencia, a ese chico le habían llamado de muchas maneras. Algunas más dulces, otras agridulces, pero la mayoría amargas del todo.
A sus veinte años de vida, no había muchas cosas que consiguieran asustarle, que lograran tener algún efecto en él. Parecía estar hecho de acero, con sus ojos de gato que regalaban siempre aquella mirada fría e indiferente, con esos tatuajes en sus brazos, en su espalda y en su cuello que le marcaban como parte de algo mucho más grande que él. Mucho más grande que cualquier cosa que un muchacho de diecinueve años pudiera entender.
Tal vez lo llevaba en la sangre, tal vez lo había heredado. Siquiera importaba. Fuese como fuese, las circunstancias le habían llevado hasta allí, a ese Mustang negro robado que había conducido hasta allí en medio de la noche.
Una calle desierta cuya única luz alumbrándola provenía de los faros traseros de ese coche, un halo rojo que se veía incluso en la distancia, como los ojos de un lobo hambriento.
Volvió a mirar el reloj e hizo una mueca de descontento. Los minutos seguían pasando pero nada sucedía, todo seguía igual. Su desconfianza y su impaciencia se iban acentuando a medida que las agujas avanzaban, con un marcado tic tac que parecía sonar cada vez más fuerte.
Estaba a punto de abrir la guantera para coger su pistola, exasperado por una situación que no estaba transcurriendo según lo previsto. Estaba llegando ese punto en que ya empezaban a no importarle las órdenes de sus superiores o las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer.
Había algo en todo aquello que a Chang Kyun no le estaba gustando en absoluto.
Ese juego de niños había dejado de ser un juego de niños hacía tiempo, ahora estaban ocurriendo las cosas de verdad, las que realmente importaban: empujándole a un mundo de adultos para el que tal vez no estaba preparado todavía.
Abrió la guantera, comprobó las balas en la pistola y la sacó, y después abandonó el vehículo para caminar dirección a la entrada del edificio que había en frente y ver qué ocurría.
Entonces se oyó un disparo y después otro, y lo siguiente que escuchó fue una voz gritándole algo que las dos primeras veces no entendió por el ruido y la distancia.
-¡Vuelve al coche, I.M! –le dijo su acompañante, corriendo en su dirección a toda prisa con las manos y la cara llenas de sangre y cardenales.
No se suponía que las cosas fuesen así.
Tardó un poco en reaccionar, como si al principio el tiempo se moviera muy despacio. Después salieron esas personas del edificio para perseguir a su compañero, y la burbuja estalló por los aires con los primeros disparos dirigidos hacia ellos dos.
Olvidándose de la pistola, se dio la vuelta y entró con prisas de nuevo al vehículo, mientras las balas impactaban contra la chapa de la parte trasera del coche.
Quitó el freno de mano y con prisas abrió la puerta del copiloto. Nada más él se metió en el coche también, salió de allí a toda prisa, sin esperar a que su acompañante cerrara la puerta siquiera.
-¿¡Qué cojones ha pasado!? –preguntó, tan atónito como asustado por toda la situación.
Miró por el espejo y chasqueó la lengua cuando se dio cuenta de que les estaban siguiendo, y pisó con más fuerza el pedal del acelerador cuando giró en la calle principal.
Por suerte era entrada la madrugada y apenas habían coches. A plena luz del día escapar de allí se hubiera hecho todavía más complicado.
Luego empezaron los disparos, y la respuesta de su acompañante ante su pregunta y ante las balas impactando contra la chapa del coche fue una risa ruidosa que dejó atónito a Chang Kyun.
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FATAL LOVE »Jookyun, Showho. MONSTA X
Acción«oh, I'm sorry, did I make you anxious?» En medio de dos bandas callejeras, siete personas veían sus destinos entrelazándose entre violencia, drogas y dinero manchado de sangre. Shownu y Wonho querían quererse en un mundo que deseaba separarles, Jo...