A Hyung Won nunca le habían gustado las cosas que no eran sencillas, simples. No le gustaba cuando las cosas no iban como él quería, como tenían que ir. Tal vez era un obseso del orden y del control, o tal vez sencillamente se debía a que su trabajo y su vida dependían de que las cosas no se desviaran de su curso natural.
La gente no solía darse cuenta hasta qué punto el mundo era un lugar peligroso. Tal vez comprendían algunas cosas, pero nunca comprenderían la complejidad de lo que estaba en juego a cada minuto, a cada decisión ínfima que personas como él tomaban.
O, al menos, eso era lo que él pensaba.
Dejó el vaso de whisky sobre el posavasos que había en la mesa y le dio vueltas, mirando el hielo cubriendo ese líquido dorado.
Los demás seguían hablando, contando dinero, haciendo bromas, drogándose o bebiendo.
Era una fiesta importante que era mucho más que una fiesta. Podía ver los coches de gama alta entrar en la propiedad a través de la ventana del segundo piso, mujeres y hombres cubiertos con vestidos y trajes caros, luciendo joyas aún más caras. Una fiesta de navidad de lo más colorida.
Abajo la gente bailaba y se divertía, empresarios y otra gente de dinero que con tal de ganar más dinero no les importaba de dónde viniera, y no tenían ni idea sobre qué clase de cosas se discutían arriba.
A Hyung Won a veces le hubiera gustado ser tan ingenuo, o pretender serlo. Luego se daba cuenta de que eso era una tontería.
Él no soportaría vivir como ellos.
Levantó la mirada después de haber estado fingiendo no escuchar la discusión que se llevaba a cabo en aquellos sillones, y esbozó una sonrisa cínica y sarcástica mientras le daba el último trago a su bebida y la volvía a dejar en la mesa para que la volvieran a llenar.
El proveedor estaba parloteando, tratando de venderles una nueva droga sintética parecida al fentanilo que era más barata y más adictiva que el crack o la heroína.
Hyung Won odiaba la heroína. Odiaba los opiáceos en general. Había empezado a poner fentanilo en sus calles solo porque Ho Seok le había advertido que eran los únicos que no estaban vendiéndola, pero nunca le había gustado la idea.
Le gente hacía muchas tonterías cuando se enganchaban a la heroína y se quedaban sin o no se podían permitir comprar más.
Tampoco le gustaban las drogas nuevas. Nunca se sabía qué podían hacerle a la gente, y matar a sus clientes no estaba entre sus deseos. Si morían de sobredosis por consumir más de la cuenta o por haberse enganchado, de vez en cuando tampoco pasaba nada. A veces incluso lo agradecía. Le habían llegado a ofrecer una de cosas a sus chicos a cambio de drogas... Pero otra cosa muy distinta era vender algo que de por sí era venenoso.
Que por lo menos se murieran después de engancharse, no antes.
Ellos ya le habían dicho al camello que no querían esa droga suya diez veces como mínimo. Ese hombre a esas alturas le había bajado a la mitad el precio de la droga, y Hyung Won empezaba a pensar que quería deshacerse de ella a toda costa, y eso no podía significar nada bueno.
Su prima Jin Seok le había pedido que fuera paciente y no hiciera tonterías, pero la paciencia nunca había sido uno de los fuertes del carácter de Hyung Won.
-Cállate ya o te voy a disparar en la entrepierna, no estoy de broma –le advirtió.
-Pero, señor Chae...
Dicho y hecho. Sacó la pistola y le disparó entre las piernas, tan rápido que ninguna de las personas que había en la sala pudo reaccionar o hacer algo para parar a Hyung Won.
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FATAL LOVE »Jookyun, Showho. MONSTA X
Action«oh, I'm sorry, did I make you anxious?» En medio de dos bandas callejeras, siete personas veían sus destinos entrelazándose entre violencia, drogas y dinero manchado de sangre. Shownu y Wonho querían quererse en un mundo que deseaba separarles, Jo...