Capítulo 16

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—Están aquí para matarme.

El mundo se detuvo, no estaba sorprendió de que varios vayan tras la cabeza de Hoseok, pero era un maldito lugar público. Otro disparo afectó el momentáneo silencio, se escuchaba la fina vajilla explotar por cada disparo y gritos de terror de los comensales. Todo se había tornado muy feo, y tenía la mala suerte de estar junto al responsable.

—Hoseok ¿Qué...?—formuló Yoongi, quien detuvo su hablar al ver cómo Hoseok sacaba una pistola de dentro de su pantalón ¿tenía eso ahí todo el rato? Su rostro lucía determinado, aquella expresión de animal cazador que poseía estaba presente en ese momento, Yoongi podía percibir el deseo de sangre que emanaba y un escalofrío lo recorrió por toda su columna, era peligroso, un hombre peligroso.

Pero, muchos buscan el peligro.

Hoseok volteó la mesa usándola para cubrir ambos de cualquier disparo, con el arma lista de asomó buscando su objetivo, los hombres rondaban con desconcierto entre las mesas ya no tan finas y pulcras del lugar, mientras habían cuerpos desparramados y ensangrentados en el piso, y unos cuantos comensales en el piso en posición fetal o bajo las mesas. Cuando obtuvo su primer objetivo, disparó certeramente en la cabeza del hombre. Yoongi abrió la boca, el tipo estaba lejos y en movimiento, este hombre era un maldito psicópata. Aquel disparo fue tan sólo el detonador de una balacera hacia ellos, Hoseok rápidamente se ocultó pegando su espalda a la mesa mientras cargaba su arma.

—¿Te estás divirtiendo?—Preguntó Hoseok, viendo a Yoongi con una sonrisa y respiración agitada. Yoongi frunció su ceño más de lo que nunca lo había hecho en su vida, no quería morir pero en parte esto era mejor que comer algo que probablemente no le guste y tener que ver la carota de Hoseok toda la noche.

Si, tenía que pensar en sus preferencias.

De repente, en un movimiento rápido, Hoseok pasó a otra mesa para poder disparar más de cerca. Yoongi se perdió un poco ante lo que ocurría. Una pistola se arrastró hacia a él, de alguno de los hombres. Perfecto. Tomó el arma y rápidamente la cargó, ahora las cosas se ponían interesantes. Se levanto y empezó a disparar en fila a los hombres frente a él mientras corría a la mesa del otro lado a la que estaba Hoseok. Ambos se miraron y asintieron, al cruzarse sus miradas pudieron sentir la adrenalina de ambos, que bajó rápidamente a su pecho golpeando su corazón contra sus costillas salvajemente. Era simplemente asombroso. Ambos dispararon al mismo tiempo a cada uno de los últimos hombres atacantes, dejando el jugar en un repentino silencio sepulcral al cese de las balas.

—¿Ya...Ya son todos?—Preguntó Yoongi, con respiración irregular y una emoción que nunca había sentido antes.

—Eso creo...—Respondió Hoseok levantándose, pisaba algunos vidrios mientras caminaba procurando que no hubiese nadie. Parecía despejado.—Si, fueron todos Yoongi, puedes sali...—Un disparo más resonó, Hoseok sintió un cuerpo caer detrás suyo y al voltear, un cadaver que no estaba ahí antes. Asombrado miró a Yoongi quien apuntaba cerca suyo, luego bajaba su arma lentamente.—Yoongi...

—¿Eres idiota? Asegúrate bien de que sean todos, casi te vuelan la cabeza.—Tiró el arma por ahí. Hoseok sonrió, Yoongi acababa de salvarle, significaba que le importaba, que lo quería ¿tal vez?—Larguémonos de aquí, ya no tengo más hambre.—Caminó entre los cadáveres y entre personas saliendo de su escondite, mientras era seguido por Hoseok hacia el auto.

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Café y tranquilidad, lo que Yoongi más amaba y de lo que había sido privado, hasta hoy. Habiendo recibido una buena y caliente taza y una mañana pacífica y clara, el infierno había mutado al paraíso en un frustrante parpadeo que Yoongi no recordaba haber dado. Siendo regresado a su abulia esperada, no se podía quejar más. El silencio se interrumpió por los pasos suaves de Hoseok, su presencia ya no era tan incomoda, menos después de haber participado a su lado en un tiroteo en un restaurante, lo sentía como una persona más que podías ver caminando en la calle. Extraño.

—Buenos días.—Expresó Hoseok, sentándose en la mesa frente a Yoongi, este levantó la mirada y fue su única acción. Hoseok no se molesto, mantuvo su energía y se sirvió café igualmente, absorbió con su nariz el aroma distintivo que tenía la bebida, y la ingirió. Un desayuno que realmente fue callado, pero no se necesitaba mas que eso para que ambos estuvieran bien. Aunque no había nada de lo que conversar.

—Bien, andando.—Dijo Hoseok, parándose de su silla y acomodando su ropa. Yoongi enarcó una ceja sin comprender la orden.

—¿A dónde?—Exclamó dejando su taza vacía sobre la mesa. Vio cómo Hoseok caminaba hacia él, y se tensó.

—A practicar tus tiros, honestamente, fue bastante amateur la forma en la que disparaste ayer. Sé que puedes hacerlo mejor, por eso voy a enseñarte.—Sonrió.

—¿¡Disculpa?!—Gritó Yoongi con indignación, en su vida se había sentido tan insultado como se sentía en ese momento. Y es que nadie cuestionaba sus habilidades.—Tengo una perfecta puntería y tiro. No necesito que alguien como tú me enseñe cómo hacer lo mío.

—Ya preparé el patio para ti, comencemos.—Ignorando sus quejas, lo arrastró al patio trasero. Aquel inmenso espacio constaba de algunos maniquíes de práctica de tiro, colocados en un orden aleatorio. Yoongi gruñó al haber sido ignorado por Hoseok a pesar de sus negaciones, en menos de lo que esperó un arma de fuego fue colocada en sus manos. Elevó su confusa mirada a Hoseok, quién sonrió cálidamente.

—Acabo de decir que no necesito lecciones de tiro.—Jadeó sorprendió cuando la mano de Hoseok se detuvo frente a su cara, indicándole que hiciera silencio. Se posó detrás del delgado cuerpo de Yoongi, y con lentitud lo hizo elevar sus manos de modo que apuntara el arma al frente. El cuerpo de Yoongi se tensó como vara al sentir el tibio aire que producía la respiración de Hoseok, que acariciaba gentilmente la piel de su cuello.

—Dispara.

Cynical [HopeGa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora