Capítulo 8

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Hoy era el día, sábado, día en el que Hope enviaría su camioneta a secuestrar personas inocentes para su circo de horrores. Yoongi no admitiría que estaba algo nervioso, ya que a diferencia de la vez anterior entraría solo, no con la compañía de sus fieles camaradas, sería él contra Hope. Yoongi caminaba por las calles de Gangnam-gu, lleno de tiendas y cafeterías, y gente que paseaba de los más casual por el lugar, nada fuera de lo común, pensó.

Mantenía los ojos bien abiertos por si la camioneta se presentaba, era una oportunidad única. La camioneta no perseguiría a Yoongi, Yoongi la perseguiría a ella y él mismo marcaría su destino luego de eso. Y la vio, conduciendo lentamente, sospechosamente. Yoongi aceleró el paso hacia ella queriendo lucir lo más normal en esa situación, rogando porque la camioneta lo viera e hicieran algo. Caminó junto a ella en sincronía hasta llegar a una parte solitaria de la calle, extraño ya que Gangman-gu estaba plagado de gente. Esos pensamientos en su cabeza fueron parados por una mano en su boca, inhaló algo, era desagradable. No era la mano desconocida, sino un pañuelo que reposaba sobre sus fosas nasales invadiendo su canal respiratorio. Su mirada se tornó borrosa en menos tiempo del que pensó, sabía que estaba siendo sedado, sus piernas perdieron fuerza pero forcejeó débilmente para mantener su papel. Sus ojos ya pesados se cerraron y su cuerpo perdió consciencia.

Eso era lo último que recordaba antes de despertar en una habitación oscura y muy fría, deberían poner un calefactor o algo, maldita sea, pensó. Escuchaba quejidos ajenos por doquier y gente llorar, cuando su vista se acostumbró lentamente a la penumbra notó personas a su alrededor, afligidas y confundidas. Yoongi quería vomitar, era como una pesadilla toda la situación, pero, ya estaba ahí y debía seguir con el plan. Miró una puerta frente a él por la cuál vagamente entraba luz por debajo, su cuerpo aún se sentía muy débil por el sedante por lo que se mantuvo tranquilo esperando el siguiente movimiento de Hope.

La puerta minutos después fue abierta y varios hombres de traje aparecieron, los rehenes presentes gimieron asustados al ver a los imponentes hombres quiénes se acercaron a ellos de forma intimidante. Yoongi veía como se les exigía quitarse la ropa, y sin más remedio lo hacían y eran revisados completamente, Yoongi se alarmó, y pensó en el micrófono oculto en su ropa.

"Lo que faltaba" pensó.

Un hombre se acercó a él con aire superior exigiéndole levantarse, Yoongi obedeció y cuando fue pedido se empezó a desvestir, debía pensar en algo rápido. Una de las rehenes empezó a gritar histérica y se lanzó hacia uno de los hombres, el que estaba frente a Yoongi volteó y Yoongi actuó. Metió el micrófono inalámbrico en su boca.

La mirada de aquel hombre regresó a Yoongi quién terminó de desvestirse, con la boca bien sellada ocultando el micrófono. Los guardias habían calmado a la mujer con un puñetazo en su cara, y efectivamente se calmó. El hombre palmeó el cuerpo de el asqueado Yoongi, se sentía humillado, un hombre desconocido tocaba su cuerpo mientras estaba como vino al mundo, se asqueó más al sentir como aquel hombre acariciaba su trasero morbosamente, se contuvo de partirle la nariz.

Los hombres revisaron también las ropas, y al terminar se volvieron a vestir, fueron esposados en manos y pies y guiados a otro cuarto dónde fueron lanzados como basura y encerrados nuevamente. En ese cuarto había más gente, sus ropas estaban sucias pero ellos parecían bien cuidados. Obviamente, pensó Yoongi, Hope debía mantener la mercancía en buen estado para ser vendida. Yoongi escupió el micrófono fuera de la vista de los rehenes y lo escondió de nuevo entre sus ropas.

—Estoy dentro.—Susurró, no hubiera sido audible para nadie más allí ya que los llantos y quejidos opacaban su voz gruesa. No iba a decirles a los rehenes que era un agente en cubierto, no quería armar algún escándalo o que el plan se estropease, debía actuar como uno más de ellos mientras tanto. Las horas pasaban y eran alimentados, si alguno quería ir al baño debía ser acompañado de dos guardias a cada lado, Yoongi no había querido ir y usarlo en todo ese rato, pero uno de los rehenes había dicho que los guardias entraban contigo mientras hacías tus necesidades. No le podía parecer nada más enfermizo a Yoongi en ese momento. La noche había caído, hora de dormir para todos en ese asqueroso lugar. Los rehenes habían caído dormidos rápidamente debido al cansancio y el llanto, Yoongi no podía creer que durmiesen en esa situación.

Pero era favorable para él, podía escapar y ejecutar su plan. Tomó una pinza que adornaba y sujetaba su cabello y se escabulló a la puerta. No tenía pomo por dentro, sino sería muy fácil salir, pero tenía una abertura para una llave, así que con eso Yoongi logró manipular el cerrojo y abrir con mucho cuidado. Los guardias probablemente no vieron la pinza por ser negra como sus cabellos, porque sino se la habrían quitado de inmediato. Cerró la puerta detrás de sí y miró a su alrededor. Aquella mansión en la que antes había estado, ahora estaba todo a oscuras pero no dudaba que hubiesen guardias por esquinas. Examinó, buscó cámaras de seguridad y cuando las localizó las evitaba con agilidad. Debía llegar a la sala que manejaba las cámaras.

Corría por extensos pasillos evitando la seguridad por doquier, el lugar estaba malditamente bien asegurado, y no era fácil ser silencioso por las esposas. No sabía cómo encontraría la sala de cámaras en ese lugar tan inmenso.

Llegó al final de un pasillo y había una puerta casi oculta, tenía al lado un mecanismo que exigía un código. Yoongi no estaba para esas mierdas, de un solo golpe destrozó el mecanismo y la puerta se abrió, miró su mano, ensangrentada por haber roto aquello, pero luego se preocuparía de ello. Estaba ahí, la sala de cámaras, un guardia manejaba las computadoras, y por la intromisión de Yoongi volteó rápidamente, Yoongi maldijo por lo bajo. El hombre se levantó dispuesto a golpearlo, pero Yoongi demostraría que años de entrenamiento no eran en vano, esquivó el golpe que se veía certero. Con un puñetazo profundo dio al estómago del hombre y con el codo a su nuca, dejándolo muerto al instante en el piso. Jadeó y olvidó aquel cuerpo en el piso y se encaminó a las computadoras, las pantallas mostraban cada lugar de la mansión, excepto la sala donde estaban los rehenes, Hope sabía que no podían escapar de ese lugar.

Manipuló rápidamente las computadoras hasta desactivar las cámaras. Sonrió y casi podía llorar de alivio.

—Lo hice, desactivé las cámaras, ya pueden entrar.—Habló en el micrófono.

—Oh, me temo que eso no pasará.—Una voz detrás de él lo espantó, no quería voltear, pero lo hizo. Lenta y suavemente, sus ojos hicieron contacto con los de un joven chico de pelos castaños y una sonrisa en su rostro. Era él, el anfitrión de aquella subasta, el responsable de todas las personas desaparecidas, la persona que Yoongi más odiaba en el mundo.

—No...Hope...—Murmuró Yoongi, ahora sin escapatoria.

—¿Oh? Me pareció ver un lindo gatito.

Cynical [HopeGa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora