“Su voz se oye sin cesar, sin titubear y sin ser contrariada”Ω
Simón sonríe alegre y dispuesto. No tarda en llegar a ella. Por su parte Ámbar desearía estar en Narnia si eso evitaba seguir cruzando su camino con él.
— Hola. Gusto en verte.
Declara simple.
— Nos vemos todos lo días, Simón.
La simpatía no adorna su voz, solo el claro fastidio.
— Hace unas horas exactamente.
— Hmj...
— Y... ¿Podría saber que haces por acá?
Decide indagar tímido al no ver interés de una conversación por parte de la rubia.
— Exámenes de rutina. — Responde serena, pero al ver la expresión de más del chico decide devolver la pregunta por mera educación. — ¿Y vos?
El chico alza su mano donde había una venda en su muñeca.
— Me empezó a doler mucho, pero al parecer es sólo una inflamación.
— Ya veo.
No, ni siquiera aportó el conocido “espero te recuperes pronto”
— Bueno, Simón, debo irme. Te veo en el... Roller, Supongo.
No le hacía ilusión verlo.
— ¿Eh? Si, si. Lo siento, debes estar con tus cosas y yo aquí distrayéndote.
Forzó una sonrisa y se dio la vuelta, sin dar un paso sintió una mano aferrándose a su hombro. Lentamente miró a su interceptor sabiendo que se trataba del chico, alzó una ceja inquisidora.
— Lo-lo siento. — Tartamudea.
Frunce su boca sin entender al chico. El suelta su hombro al determinar su mirada de pocos amigos.
— Sólo te quería decir que, si alguna vez, sucede algo así como lo de hoy o tienes algún miedo con respecto a Matteo o cualquier tipo, puedes contar conmigo. — Sus ojos esperanzados y sinceros hacían eco en su corazón. — Y también lo siento por episodio con él.
Inseguro termina su decretó, o su pedido. Sí, se veía pidiendo atención.
Al igual que aquella noche.
Ella entra a la casa por Matteo. Pasa por al lado de Nicolás que se fumaba un cigarrillo mientras hablaba por teléfono, sigue con Gastón y Nina tonteando, llega al centro donde Matteo le dice que la espere un momento al ser llamado por Pedro.
No sabe que la llevo a salir de la tranquilidad de la piscina para ver a todos estos chicos sudados y algunos borrachos. El italiano no volvía y ella se impacientaba, no encontraba a jazmín y Delfina parecía muy entretenida jugando a las cartas junto con Nico que había vuelto. Lo restantes bailaban.
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El Resbalón De La Reina
FanfictionMi vida, mi comportamiento y mi físico siempre han estado conforme a lo requerido y estipulado por la sociedad, nada, ni una sola pieza se ha desencajado, hasta que el vestido de princesa que siempre ha ocultado mis imperfecciones me ha empezado a...