Capítulo 5: La primera vez

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  Escucho el ruido de la cerradura y sé que viene con mi comida. Hoy tengo mucha hambre. No recuerdo la última vez que comí. No estoy segura de cuánto tiempo llevo en este cuarto. Me digo que debería comenzar a contar los días porque cuando me rescaten voy a necesitar saber cuánto tiempo estuve en este cuarto. No tengo manera de registrar los días. Las esposas me dejan las muñecas en carne viva y se me hace difícil usar las manos. No tengo nada con qué ni en qué escribir. Siempre me trae un refresco, entonces pienso que si guardo el papel que cubre la pajilla puedo contar los días con la cantidad de papel de pajilla que tenga, pero siempre me quita la basura y me vuelve a esposar y no queda tiempo para guardar el papel de las pajillas. Intento registrar los días contando cuántas veces se pone el sol, pero me duermo tan fácilmente que a veces cuando me despierto ya es de noche. Puedo ver algo de luz a través de la ventana, pero no mucho. O es muy temprano o está atardeciendo. Cuando el sol está en el cielo y sopla el viento, la sombra en la toalla que cubre la ventana parece una persona colgando de ella. He apodado a este árbol "el árbol del ahorcado". Una vez, la curiosidad se apoderó de mí y luché para pararme con las esposas y finalmente lo logré. Quería ver qué estaba colgado del otro lado de la ventana. Tomé una punta de la toalla con mis dientes e hice maniobras y me retorcí hasta poder ver fuera de la ventana lo mejor posible. No había más que un árbol mediano del otro lado de la ventana; nada colgaba de él más que sus ramas desgarbadas y hojas densas y grandes. Estoy aliviada al solo ver el árbol; no creo que pueda aguantar más cosas extrañas.

    Es muy rara la sensación de no ir a la escuela todos los días. A veces extraño la rutina que solía tener, y a veces también es lindo no tener que levantarme para ir a la escuela. Pero estoy tan aburrida. No hay nada para hacer en este lugar. Invento muchas historias en mi cabeza. He inventado una sobre un niño que ha venido de las estrellas. Vuela por el mundo y cuando escucha el llanto de un niño, siempre baja a investigar. Me imagino que un día este Niño Estrella me escucha llorar porque lloro todos los días. Cree que mis llantos son especialmente desgarradores, entonces mueve cielo y tierra para encontrarme. Cuando me encuentra, logra abrir la ventana de mi prisión y lo tomo de la mano y me lleva volando por todo el mundo. Pero al final, siempre me devuelve a mi prisión. Me pregunto por qué ocurre eso.

    Puedo escuchar los pasos vacíos de mi captor desde el otro cuarto. Entra por la puerta y tiene un batido de leche en la mano. Al principio le sonrío para que piense que estoy bien. Por alguna razón creo que es importante estar contenta cuando estoy con él. Entra y se agacha y dice que hoy será un poquito diferente. Dice que puedo tomar el batido de leche y comer algo una vez que hayamos terminado. ¿Terminar qué? De repente pierdo el apetito. Tengo una sensación terrible en la boca del estómago. Quiero que se vaya. Quiero irme. Le digo que no tengo hambre. Solo quiero irme a casa. Deja el batido de leche sobre un estante y se inclina. Dice que me quite la toalla y me recueste sobre el lecho. Me quita las esposas y las vuelve a cerrar con mis brazos por delante de mí en vez de por atrás de mi espalda. Luego se sienta a mi lado y me explica lo que va a hacer. Se vuelve a parar y se quita toda la ropa. No quiero que haga eso. Comienzo a llorar. Agarra mis manos esposadas y las sostiene por encima de mi cabeza. Me siento tan desamparada y vulnerable. Me siento tan sola. Se me recuesta encima. Es tan pesado. No puedo parar de llorar. Dijo que sería rápido y sería mejor si no lo peleaba, así no tendría que volverse agresivo. No entiendo nada de esto. Abre mis piernas a la fuerza y me mete esa cosa dura que tiene entre sus piernas. Siento que me están partiendo en dos. Siento que se me va a salir por la panza. Yo soy tan pequeña y él tan grande. ¿Por qué está haciendo esto? ¿Es normal? Trato de escabullirme. Trato de cerrar mis piernas. Él me sujeta las piernas y las separa aun más. Es demasiado pesado y fuerte para mí. Mantiene mis manos sobre mi cabeza. Intento pensar en cualquier cosa menos en lo que me está pasando. Miro hacia cualquier parte menos a su cara. Puedo sentir las lágrimas en mis mejillas. Él está emitiendo ruidos extraños y gruñendo y sudándome encima. Es tan pesado que no puedo respirar. De repente larga un gran gruñido y me echa aun más de su peso encima al desplomarse. No puedo hacer nada. No me puedo mover. Finalmente se mueve y me pregunta si estoy bien. Dice que sería más fácil para mí si la próxima vez no me resistiera ni luchara tanto. Dice que no me dolería tanto. Pienso, Si de entrada no lo hicieras, no me dolería nada. Pero su acto me tiene demasiado asustada para contrariarlo. En mi mente estoy gritando: NO, NO ESTOY BIEN... ¡QUÍTATE DE ENCIMA MÍO! ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué quiere decir? Dijo que ya todo había terminado y se levanta y dice que irá a buscar algo para limpiarme. Estoy sangrando "allí abajo". Tengo tanto miedo. ¿Me estoy muriendo? ¿Por qué estoy sangrando? Dice que está todo bien, que él solo me "desfloró". No sé que quiso decir. Se va y vuelve con un balde lleno de agua tibia y una toalla de mano. Me quita las esposas y dice que irá al otro cuarto para darme algo de privacidad para lavarme. Me limpio y me envuelvo en la toalla limpia y luego me siento otra vez sobre el lecho en el piso. El batido de leche quedó en el olvido.    Horas más tarde, mientras estoy acostada mirando al techo, noto que el batido de leche olvidado ha atraído a las hormigas. Me arrepiento de no haberlo tomado porque ahora tengo tanta hambre que mi estómago está rugiendo. Hay un camino largo de hormigas que va de la ventana hacia el batido de leche. Algunas se han aventurado más lejos y ahora creo que están comenzando a explorarme. Quizá huelo tan mal que les resulta atractivo. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me he bañado. No lo he hecho desde el primer día cuando me obligó a entrar a la ducha con él. Desde entonces, solo me he podido limpiar con un balde de agua. Las hormigas me dan aun más picazón que mi cuerpo sucio y a veces se meten en mi boca y me dejan un gusto picante. Las esposas prácticamente me imposibilitan rascarme y sacármelas de encima. Deseo poder darme un baño de agua caliente y remojarme hasta que desaparezca toda la mugre.

    Reflexión:

    Tuve que permanecer en el mismo lugar donde me acababan de violar. En ese entonces no sabía que así se llamaba; la palabra "violación" no estaba en mi vocabulario. Hoy eso me hace sentir terrible por aquella niña ingenua. Ella sigue siendo parte de mí y a veces aparece y me hace sentir nuevamente pequeña y desamparada. Por momentos siento que todavía tengo once años. Pero algo dentro de aquella niña asustada la hizo una superviviente y ella me ha hecho la persona que soy hoy por hoy. Aquella violación fue el primero de muchos encuentros frecuentes. No recuerdo si venía a tener relaciones sexuales conmigo todos los días; solo sé que pasó más de la cuenta. Cada vez que pasaba aprendí a "irme" dentro de mi mente hasta que él terminara. Inventaba historias en mi cabeza para pasar el tiempo. En aquellos primeros días me era fácil escapar a mi mundo de fantasía porque siempre había sido una soñadora y llevaba mi cabeza en las nubes muy a menudo. Solía perder la cuenta del tiempo y eso me ayudaba a no volverme loca. Saber el nombre de mi secuestrador no era algo que quería saber. Recuerdo pensar que no quería saber su nombre porque había escuchado que una vez que sabes su nombre, nunca te dejarán ir. Durante la primera semana, supe que el nombre de mi secuestrador era Phillip. No recuerdo cómo lo supe; no es que él se me haya presentado. Lo reveló sutilmente sin que me diera cuenta. No puedo creer cómo dependía de él para todo. Recuerdo que el calor estaba cada vez peor y yo estaba tan agradecida con él cuando instaló el aire acondicionado. Parecía tener una respuesta para todo. Phillip parecía un buen tipo cuando no me usaba para tener sexo. Hasta empecé a disfrutar de su compañía. Era tan ingenua y estaba desesperadamente sola. Vivía encerrada en un cuarto completamente sola durante días y días, y él era mi único contacto con el mundo de afuera. Lo único que podía hacer era sobrevivir y aguantar...


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