Día del padre, 2010

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    Ayer fue el Día del Padre y el hombre que me han dicho es mi padre ha emitido una declaración esencialmente pidiendo que lo llame. Dice que se está muriendo de cáncer. No llamé. Siento un conflicto interno. No conozco a este hombre que es mi padre. No quiero sentir lástima por este hombre que ha decidido no ser parte de mi vida. Cuando tenía nueve años, me dio curiosidad saber quién era mi padre. Me preguntaba si quizá era un príncipe. Eso explicaría por qué no podía vivir con nosotros, por sus obligaciones hacia su país, o quizá era un capitán de la armada y había muerto en una misión secreta. Me preguntaba si me amaba. Supongo que cuando nació mi hermana comencé a notar a otros niños a mi alrededor con padres y también estaba mi hermanita con un padre que la adoraba, y yo también quería uno. Noté que mi padrastro Carl trataba a mi hermana diferente a cómo me venía tratando a mí. Me hacía sentir no deseada ni amada. 

     Recuerdo haberle preguntado a mi mamá cuál era el verdadero nombre de mi papá y ella me contestó: "Su nombre es Ken". Y recuerdo que sonreí y le dije: "¿Cómo el Ken de Barbie?". Le pregunté si tenía una foto, pero no tenía. Le pregunté si él alguna vez me había visto, y ella me explicó que él había decidido no verme. En aquel entonces, no entendía por qué. Pero me hizo sentir triste. Luego de eso, nunca más hable del asunto. Tenía a mi mamá, quien yo sabía me deseaba y amaba, y yo quería que eso fuera suficiente. La próxima vez que recuerdo haber pensado en ese hombre que me engendró fue cuando fui secuestrada. Por un breve segundo pensé que quizá el que me había llevado era mi padre. Ahora sé que esto era totalmente lo opuesto a la verdad. Al principio, hasta le pregunté a Phillip si era mi padre e inmediatamente dijo que no. 

    Ahora, mientras me siento a escribir sobre estos momentos en mi vida, me siento confundida. ¿Qué debo sentir? ¿Qué debo pensar? Ahora debo contestar estas preguntas sola. Durante tanto tiempo tomaron decisiones por mí. No pensé en este asunto confuso en aquel patio trasero.

     No quiero tomar una decisión con respecto a este asunto en este instante. Quiero tiempo para adaptarme y construir una vida para mí y mi familia antes de decidir si deseo o no tener una relación con mi padre biológico. Todavía estoy aprendiendo a aceptar la manipulación que sufrí en manos de Phillip. No necesito que otro hombre me esté dando un ultimátum. Sé lo que quiero. Quiero más tiempo para decidirme. Quiero estar en control del momento en que sienta que estoy lista para conocer a este extraño y a su familia. Aunque ya ha pasado casi un año desde mi cautiverio, no siento que sea el momento adecuado. Estoy harta de vivir con las exigencias y necesidades de otros. Siento culpa donde no tendría por qué haber culpa. Yo no fui la que decidió no ver a su hija cuando tuvo la oportunidad de hacerlo. Podría haber hecho el esfuerzo de visitarme durante los primeros once años de mi vida. Él eligió no hacerlo. Él tomó esa decisión, y no lo estoy condenando por eso. Pero al elegir no ser parte de mi vida en aquel entonces, ahora yo soy una adulta y puedo elegir si lo quiero ver y cuándo.

    No he tenido muchos modelos masculinos de conducta positiva en mi vida. Desde mi liberación, me han presentado unos padres increíbles. Final- mente puedo ver con mis propios ojos lo que es un verdadero padre y qué significa eso para cada uno de ellos. Veo cómo se deben comportar los hombres buenos. Aunque cada padre es único, todos tienen una cosa en común: amor genuino por sus hijos. Conocí a un padre que tiene tiempo compartido con su hijo. Aunque no puede verlo todos los días, día y noche, su lazo es profundo y sólido. Lo puedes ver al verlos interactuar y hablar entre ellos. Nunca dice ser el papá perfecto, pero aspira a ser mejor que el papá que le tocó a él. Quiere estar en la vida de su hijo en las buenas y en las malas. En mi mente, esto lo hace un papá excelente. En muchas cosas me recuerda a mi mamá. Otro padre que he conocido es un padrastro. Mi experiencia con padrastros no fue de las mejores. En mi mente, el padrastro o la madrastra nunca ama al hijastro tanto como a sus propios hijos. Supongo que pienso así porque nunca me sentí amada ni aceptada por mi padrastro. Ahora veo que hay muchas formas de amar y un padrastro o una madrastra puede amar a sus hijos e hijastros de diferentes maneras pero igual amarlos y aceptarlos. Aunque algunos padrastros e hijastros no estén de acuerdo en algunas cosas, igualmente pueden tener un afecto genuino el uno por el otro. Nunca he visto a este padrastro burlarse de sus hijastros como lo solía hacer Carl conmigo. Shayna era su hija biológica; no cabía la menor duda de eso. Estaba muy orgulloso de tener su propia hija. Me hacía sentir que estaba molestando. Quizá esto sume a esa sensación de soledad que siento que he llevado conmigo durante tanto tiempo.    No sé por qué mi padre biológico eligió no verme. Quizá nunca sepa esa respuesta. Sé que tiene dos familias, y me pregunto si se toma el tiempo para apreciarlas. Sé que se debe sentir mal por lo que me pasó, pero no fue su culpa y no podía haberse evitado. Bueno, quizá sí se podría haber evitado con ciertos cambios en la ley y más supervisión del gobierno hacia los delincuentes sexuales, pero eso es en retrospectiva. Nadie podía haber previsto lo que me pasaría ni hubieran podido pensar que era posible en aquella pequeña comunidad en Tahoe. El hecho es que ocurrió. Ahora ya se acabó. No vivo mi vida constantemente deseando poder cambiar el pasado. Agradezco estar viva. Agradezco tener a mis hijas. Agradezco tener a una madre increíblemente fuerte que nunca se dio por vencida. Agradezco tener a mi hermosa y brillante hermana y tía cariñosa. Y agradezco haber conocido a tantos otros desde mi rescate. He aprendido que los genes no hacen a la familia. Las familias son las personas que se quedan en las buenas y en las malas. La tristeza es parte de la vida. Elegir ser feliz y ver el vaso mitad lleno es una lucha que todos debemos vivir. En este instante, no sé que me deparará el futuro. Estoy disfrutando de la libertad que tengo y descubriendo cosas de mí misma que nunca supe. ¿Algún día elegiré conocer a mi padre biológico? No tengo la respuesta a esa pregunta. Sé que por ahora no estoy lista, y si le cuesta mucho comprender eso, lástima por él, porque creo que por mí puede que valga la pena esperar.

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