No Descuides

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Capitulo Uno

No descuides

No descuides

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POV. Hinata

A veces nos preguntamos si hacemos bien las cosas.

A veces creemos que es mejor poner la otra mejilla a levantar nuestra voz en reclamos. Muchas veces me he callado, e bajado la cabeza y me he mordido la lengua por no contestar, por no diferir con la opinión de los demás. Más específicamente con la de mi esposo.

Llevamos casados 5 años, no todos son recuerdos malos, en lo absoluto. Él siempre es atento y delicado, a veces cariñoso y tierno. Pero todos los recuerdos, a veces, son opacados por los otros.

Las discusiones, las palabras hirientes que se clavaron como un puñal desde el inicio de la relación. Esas pequeñas frases que no quise dar importancia. Y a veces, creo que fueron señales que yo no quise ver. Esas que te dicen que no perteneces a esa persona, que tu futuro está en otro lado. Pero aun aún así, deseosos de amor, cometemos el error de quedarnos allí.

Al principio no eran dichas con maldad, como por ejemplo la primera vez que me queje de que siempre estaban sus amigos cuando salíamos.

«Contigo me aburro»

Después de ello, quedé helada, con la respiración cortada por el dolor inmenso que sentí en el pecho. Que la persona con la que quieres pasar todo el tiempo te diga que se aburre en tu compañía... No puedo expresar con palabras lo que sentí. Hubiera deseado haberme levantado e irme, lejos de la persona que no me consideraba lo suficientemente interesante. Pero una vez más, allí estaba, mendigando por un poco de atención. No me importó compartirlo con sus amigos mientras él me mirará y sonriera sin dejar de hablar con ellos. Yo, a un lado, como algo mas de decoración, algo que él necesitaba al lado. Así como necesitaba su reloj para consultar la hora, aunque no le importaba sino lo tenía ya que podía preguntarle a alguien más.

Eso fue hace tantos años que él ni siquiera lo recuerda, pero yo no logro olvidarlo.

Me acostumbré a siempre estar rodeados, a casi nunca estar solos. Busqué la forma de ser más interesante para él. Leí libros, escuche su música favorita, veía sus canales preferidos, hasta comencé a interesarme en el deporte. Pero nada era suficiente para él. Siempre me abrazaba, me mostraba a sus familiares y amigos, pero nunca había tenido una conversación profunda, algo de poder discutir, formular distintos puntos de vista.

Cuando por fin nos casamos ya casi había olvidado esa pequeña verdad que siempre lograba brotarme lágrimas. Cuando por fin estaba dejando atrás ese sentimiento unas nuevas palabras se clavaron en mi corazón.

Derecho a ser FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora