¿Cómo se continúa?

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Capitulo 39

¿Cómo se continúa?

Hinata suspiró al sentarse en su cama, en la cama de la habitación de la casa de su padre.

Miró por la ventana, apreciando los fuertes rayos del sol mientras el viento hacía ondear las cortinas blancas. Hacía más de una hora que había llegado de la psicóloga, Kurenai. Él secuestro había dejado mechas en ella, y la doctora le había aconsejado que volviera a un lugar donde de sintiera segura y acompañada. Había querido permanecer en su casa, junto a Naruto. Pero cuando él debía irse a trabajar, tuvo algunos ataques de pánico que asustaron a su familia y al propio Naruto. Habían decidido entre todos que volviera a la casa de su padre, dónde siempre había gente.

Pero también le habría gustado quedarse con Naruto. Cuando se sentía en sus brazos, se sentía segura y reconfortada. Sonrió al pensar que su padre se hacía de la vista gorda cuando algunas veces Naruto se quedaba a dormir en la casa con ella.

Tenía unas clases de vacaciones que le había dado el dueño de la cafetería, pero dentro de unos días tendría que volver. Sus amigas la habían visitado casi todos los días y había terminado desarrollando una amistad más estrecha con Sakura. Al ser médica general, se había encargado de su salud cuando no había querido comer.

No había podido más que asombrarse cuando se enteró de la razón del secuestro. Saber que era cierto que Toneri había tenido una aventura por tanto tiempo, y que de fruto de eso hubiera tenido un niño la dejó pasmada. Más al saber que Toneri no había querido tener hijos con ella mientras habían estado casados. Su ex había tenido momentos difíciles después del secuestro, aún estaba hospitalizado, pero con un diagnóstico más prometedor.

Se levantó de la cama y caminó a la ventana, cerró los ojos cuando el viento le dió en la cara y se apoyó en el filo de la ventana. Sonrió cuando los rayos del sol calentaron su piel, porque cuando había estado encerrada esas horas, había pensando que no podría disfrutar de esos pequeños detalles.

Del calor del sol.

Del olor del viento y su frescura.

Sus ojos se abrieron al escuchar los ladridos de unos perros y observó a los cachorros de su hermana jugar junto con ella y Konohamaru.

Ver a sus seres queridos y decirles que los amaba, eso había sido otra lección.

Observó acercarse un auto negro, su mejilla se apoyó en su mano mientras veía a su primo bajar junto a su padre. Él desafortunado incidente los había acercado como familia. Los había unido de una forma que sólo habían estado cuando su madre había estado viva.

Su mirada fue al cielo despejado, sólo una nube esponjosa y blanca surcaba el cielo. Su cabeza se ladeó y, un pensamiento algo loco paso por su cabeza al pensar que su madre podría estar viéndola en ese momento. La sonrisa se volvió a mostrar en su rostro.

El dolor de la pérdida de su madre aún seguía allí, pero ahora podía pensar en ella sin que las lágrimas surgieran. Ella los había amado y enseñado todo lo que había podido. Su madre habría querido que siguieran unidos después de que ella se fue, pero ellos habían entendido todo mal.

Ahora Hinata podía abrazar a su padre sin sentirse extraña, besar su cabeza llena de canas y decirle que lo amaba. Ahora Hinata podía apretar la mano de su hermana y sonreír y hablar de las cosas más íntimas. Ahora Hinata podía bromear con su primo, sin miedo a hacer el ridículo.

Ahora Hinata podía amar y ser amada.

Sus dedos tocaron el dije que Naruto le había regalado y que siempre llevaba consigo.

Derecho a ser FelizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora