Fresas cosechadas.

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Lo primero que sintió fue frío, un escalofrío bajo por su espalda cuando la brisa helada lo golpeó, se frotó los brazos con sus manos y se arrepintió de no haber traído una capa o abrigo, pero ya era muy tarde para volver atrás.
Corrió  hasta llegar a la playa, se quitó los zapatos y enterró los dedos en la arena, una sonrisa jugó en sus labios, la adrenalina corriendo por sus venas, no podía creer lo que había hecho, nunca se había escapado de noche, se llevó una manita al pecho intentando tranquilizar su corazón.

Levantó sus ojos azules platinados de la arena y se brillaron reflejando la luna, era una imagen maravillosamente tenebrosa, el mar parecía una masa oscura que en su superficie bailaba la luz lunar, no se atrevió a acercarse mucho al mar, camino a una distancia prudente, y se limitó a contemplar la vista y ver a los pequeños cangrejitos hasta llegar al muelle. Se empezó a sentir un poco nervioso, tal vez el niño no se encuentre y toda esta aventura fue en vano.

La madera crujía bajo sus pies, haciéndolo estremecerse por el ruido, estaba tan silencioso, apenas el sonido de la marea y algunas cigarras en los arbustos lejanos hacían ruido, Riddle se acercó hasta el final del muelle viejo, tragó saliva y se arrodilló, ni loco iba a meter sus manos o sus pies, el mar parecía tan tenebroso, podría haber cualquier cosa ahí abajo y él nunca se enteraría.

-"¡tsk, niño ya vine! Traje el libro ¿Estás ahí?"- en ese momento Rifle se maldijo por no haberle preguntado por su nombre.
-"¡niño! ¿Oh?"- en ese momento algo interrumpió su llamado, parpadeo un par de veces pero sus ojos no lo engañaban algo dentro del agua empezó a brillar, el primer impulso del pelirrojo fue alejarse, pero se encontró estático en el mismo lugar, era hermoso. Después más luces comenzaron a tintinear en la profundidad.
Hermosos tonos azules y amarillos empezaron a bailar y el pequeño niño se sintió hipnotizado, se inclinó más sobre el muelle y como su estuviera bajo un hechizo su mano se estiró hacia lo desconocido.

De pronto algo tomo su mano y lo alejó bruscamente de la orilla, el niño calló de espalda y salió de su ensoñación, se recompuso rápidamente y vio al niño anguila. -"¡Tu!"- grito sin saber que más decir, no sabía si estar enojado por haber Sido empujado o estar feliz de su presencia.
-"No toques esas cosas, no sin buenas para los pecesitos dorados"- El niño hizo un movimiento con su larga cola, alejandolas con la marea - a mi tampoco me gustan"-
Riddle se acercó gateando hacia él
-"¿Qué son?"-
-"Meduzas, son solo gelatina viviente, pero son muy molestas"- parecía que al niño tritón si que las odiaba, se veía de mal humor y refunfuñaba. -"si las tocas te iba a doler mucho"-
-"ya sé que los tentáculos de las meduzas son peligrosos ¡No soy tonto!"-
-"¿entonces porque te ibas a echar un clavado con ellas?"-
-"¡No iba a hacer eso!"-
-"Eso parecía"-
-"¡Que no!"-
-"¡Que si!"-

-"...es solo que, nunca había visto unas en mi vida, se veían bonitas"-
-"dónde vivo hay muchas,  incluso más peces que son mucho más bonitos y sabrosos"-
-"y brillan también?"-
-"si, hay muchos que brillan y que también son sabrosos, pero lo más rico es pulpo"-
-"debe ser bonito dónde vives"-
-"si quieres te puedo llevar"-
-"pero yo no puedo respirar bajo el agua y no sé nadar"- el otro niño abrió los ojos como si apenas se hubiera dado cuenta de lo obvio. Se llevó una mano a la barbilla, en una pose de pensador.
-"un día te voy a llevar con esas pociones raras, y cuando te lleve también te voy a dar de comer y vas a conocer a mi hermano y al niño chillón"- Riddle solo sonrió viendo como el niño anguila se dejó llevar por la emoción de una visita que, siendo realistas, nunava iba a ser, él se irá en unas semanas y ni aunque se quedará, nunca su madre lo dejaría ir, incluso nunca vería a este niño de nuevo. Entonces recordó que se le olvidó preguntar
-"Yo me llamo Riddle ¿Cuál es tu nombre?"-
-"Me llamo..."-

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