té de fresas

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Podría contar con los dedos las veces en que pudo pasar tiempo todos juntos los tres, con su madre y padre.
Lo disfrutaría con todo su corazón sino fuera por la ansiedad que lo devora. Su mente inventaba mil escenarios en donde el chico anguila aparecía y las cosas terminaban mal, mal para él y para Floyd.
Miraba furtivamente las calmadas olas, sus oídos pendientes de cualquier chapoteo y captando cualquier forma del agua.

-"Riddle"- saltó en su piel al llamando. Suspiro cuando vio que era su madre.
-"¿Qué pasa? No quieres nadar, te sientes mal, una insolación, desidatracion, quieres regresar a la casa?"-
Estuvo a punto de contestar que sí a lo último, pero se mordió la lengua. Si regresaban ahora no volverían a salir en lo que queda de vacaciones. Regresarían de nuevo a la ciudad y vería a sus padres solo en la noche cuando volvían de trabajar. Solo para desearles buenas noches y con suerte cenar. Quería retrasar lo mayor posible su inminente soledad.

-"N-no, estoy bien. Solo tengo miedo, no se nadar"- le recordó a su madre. Después se preguntó si ella ya sabía sobre lo último.
-"ten bebé esto"- le pasó un electrolito -"mantente hidratado, solo quédate en la orilla, si quieres ir más allá pídele a tu padre que te acompañe y ten,"-le coloco un sombrero de paja de ala ancha -" no quiero que te quemes"- miró a su padre que se mostraba impaciente leyendo un libro. Su madre podía haberle pedido a su padre ir a nadar con él, pero desde hace una semana no se dirigen la palabra. Riddle ya estaba acostumbrado a esto.
Decidió no molestar a su papá y solo quedarse en la orilla y juntar conchitas. Podría compar un cuadro y coleccionarlas, ordenarlas por tamaño y escribir su especie abajo con tinta, algo así como los cuadros de mariposas disecadas que tiene su padre en el estudio...pero sin matar mariposas.

El niño caminaba por la orilla, las olas del mar subían hasta sus talones y se marivillaba cada que encontraba un guijarro más brillante o una conchita más bonita. Vió a lo lejos entonces, una galleta de mar entera. Había visto bastantes antes pero estaban rotas e incompletas. Corrió chapoteando hacia ella. Pero vió con angustia como el regreso de la marea la arrastraba de regreso a la inmensidad del mar.

La perdió de vista cuando se dió cuenta que tan profundo se había aventurado, las olas le llegaban a la barriguita y la marea amenazaba con crecer aceleradamente, miro con desesperación a la costa pero no vió ni rastro del pelo rojo de su madre o la gran figura de su padre. Antes de que pudiera gritar, Una ola lo hundió y arrastró violentamente.

La temporada de exámenes aún no termina y Floyd se encontraba mirando cielo acostado sobre el césped a la sombra de su árbol favorito, su sonrisa dentada se asomo cuando recordó que hace semanas había compartido el almuerzo ahí mismo con su pecesito

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La temporada de exámenes aún no termina y Floyd se encontraba mirando cielo acostado sobre el césped a la sombra de su árbol favorito, su sonrisa dentada se asomo cuando recordó que hace semanas había compartido el almuerzo ahí mismo con su pecesito. Respiro profundamente y sintió cosquillas en su estómago, acarició distraídamente el costado de su frente, dónde antier Riddle le había dado un beso.
De pensarlo se puso rojo y dió vueltas hasta que se topó con el árbol. Eso lo puso de mal humor para seguir descansando. Se incorporó en una postura sentada más cómoda, pero tampoco tenía ganas de pararse y caminar hacía dónde sea que deba estar en ese momento.

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