CAPÍTULO 2

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Jeongin sabía que el hijo de Hades era un chico al que no se le negaba nada, más no pensó que un NO de alguien, un humano, lo transformara en alguien de temer, dentro de aquel aula dónde se encontraban hijos de dioses y mortales. Tal vez era el nuevo ambiente y las nuevas reglas a las cuales debían adaptarse los que los ponían así, pero el verlo con los ojos blancos y las lenguas de fuego azul en sus manos a su lado tratando de apartar a todo aquel que se le acercara, le daba un toque masculino y agraciado al contrario.

¡¿Pero en que mierda pienso?!

Bufó el hijo de Afrodita volviendo su mirada al frente suyo. No quería volver a pensar en esas cosas, pero era frustrante tener a tal chico a su lado. Tal vez era poseedor de una belleza atrayente para cualquier mortal e inmortal, pero tenía necesidades tal cual humano podría tener. Más no era algo normal que alguien como él no tuviera un amante o pareja a su edad. No como su madre, quién tenía una reputación tan acreedora de vergüenza desde que su tío la atrapó en una red tejida por su propia mano junto a su padre, teniendo juntos un momento de intimidad que ya todos conocen. Pero rayos, de tan sólo recordar tal momento que le recuerdan día y noche los semidioses con los que ha salido en secreto el pequeño Jeongin a su persona, el menor le da ganas solamente de hacer que se maten todos a su alrededor, dejando que sus poderes heredados de su padre tomen el control. Más no lo haría, porque estaba comenzando otra vez. Y ante ello, debería mostrar una imagen inocente y linda que todos en ese lugar esperan.

¡Pero por Santa Afrodita! ¡¿Por qué no me dejan ser inocente?!

El menor se cruzó de brazos algo acalorado, desviando la mirada hacia su primo para no tener que ver a la persona que había entrado. A Changbin, el gran hijo de Artemisa, la misma que hace pocos milenios había renunciado a su virgen imagen ante todo el Olimpo para casarse con uno de los mortales en secreto. Pero esto claramente había dado fruto a un abuso de belleza en el mayor, quien había entrado sorprendiendo a todos con su gran porte varonil. Porte que claramente llamaba la atención al menor, reconociendo al de cabellos negros y arco en mano como aquel que había persistido detrás de él, aún a pesar de conocer sus deseos interiores de sangre y muerte como también el más carácter que a veces solía apoderarse de su mente.

¿Por qué tan solito Bin?

Al pensar aquello, el menor inmediatamente se dió contra la mesa a sorpresa de todos, hasta de su acompañante quién ahora apretaba la mesa con furia.

¿Acaso lo mira a ese enano?

Pensó el mayor, bufando con ganas, chasqueando su lengua por dentro para luego abrazar al menor con algo de diversión, tragándose la vergüenza para sólo dejarlo contra su cuello en un intento de atraerlo a él.

- ¿Jeongin?

¡¿lo conoce?! ¡¿ese enano mortal lo conoce?!

En ese momento en el que sintió la furia de Minho, Jeongin supo que Changbin estaba en problemas. Pero lo que no comprendía era, ¿por qué siempre se ponía así con cualquiera que se le acercara? ¿Acaso pensaba asustar a sus pretendientes y dejarlo solterón? No, el hijo de Afrodita no iba a permitir ahuyentar a otro más. Ya tenía mucho tener a su primo y a su padre confabulando quién sabe qué en su contra, como para dejar ir a quien hasta ahora le gustaba aunque sea un poco.

OLIMPO CAÓTICO [Minjeong] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora