Mucho antes de que pudiera existir el Olimpo que hoy conocemos, había solamente dos personas en todo el cosmos. Esos eran Gea y Urano. Los primeros dioses que hubo en todo el universo, el universo que conocemos como el mundo de los dioses griegos.
Genial, ¿verdad?
Sin embargo, todo no queda ahí.
Después de que Gea y Urano existieran, Gea dio a luz a algunos Titanes, entre ellos al próximo heredero al trono. Ese, el cual venció a su padre a pesar de todo, llegando a cortar sus testículos.
Ese fue el molesto Cronos.
Después de esa garrafal consecuencia, de las aguas nació la más bellas de las flores, Afrodita, diosa del amor. La más bella, la más hermosa, pero también, la diosa que representa muy bien a la lujuria.
Pero bueno, luego de ello, vinieron muchas cosas más, y entre ellas, el fin de un ciclo se acercó. Donde el titán, papá de Zeus, Cronos, pasó por lo mismo que ocasionó a su padre, al ser traicionado por su propio hijo, quien se vengó de que siempre comiera a sus hermanos y fuera un ser despreciable. Sin embargo, para él, fue un tanto diferente, pues terminó por vomitar a sus propios hijos, y no perdió una de sus bolitas, tal y cómo le pasó a Urano.
No obstante, ese fue su castigo.
Castigo heredado, todo por querer deshacerse de quién podría tomar su puesto, gracias al oráculo que le dijo lo que podría suceder en un futuro tal y como lo hizo con quien era su rey, su figura paterna. Pero claro, en esa guerra que se formó luego, los nuevos dioses del Olimpo ganaron y la profecía fue cierta. Fue cumplida.
Entonces Zeus y los demás, tuvieron su victoria y se sortearon, grandes reliquias, genial, ¿verdad?
Todos felices y contentos.
El reino estaba explotando de alegría gracias a lo sucedido. Un nuevo amanecer lleno de alegrías y nuevos momentos se acercaba.
Pero bueno, esto solamente es un pequeño trozo de la historia que papá me ha contado. Sin embargo, ¿quién soy? ¿Por qué cuento esto? ¿acaso soy una especie de ave mensajera? ¿Un colibrí? Pues claro que no lo soy.
Y entonces aquí vengo yo para explicar lo que en este momento sucede.
Pues bueno, después de esas mil guerras, y de las mil y una historias contadas por unas dulces mujeres que deciden el destino llamadas Morias en lo alto del cielo, vengo yo. Luego de varios años y una nueva generación, estoy yo. Y, ¿quién soy? Pues soy el hijo de Hades. Soy Lee Minho.
Minho para los amigos.
Soy descendiente y futuro rey de la oscuridad. Y todo muy bonito y de cuentos de hadas. Aunque aquí acá abajo, claro, eso es imposible de que las princesas existan.
— Pero, ¿saben qué es un desastre?
Pues un desastre, es tener que estar viviendo en medio de un reino oscuro, mientras acicalas el pelaje del perro más grande y diabólico de todos. Y hablo de Cerbero. Que aunque lo amo, siempre se desespera y me llena de pulgas gigantes. Muy gigantes...
Pero eso no es todo lo malo de mi vida, pues hay más. Y mientras baño a mi fiel compañero, espero que mi padre me dé un tiempo para poder hacer su trabajo, pero no sucede. Por el contrario, sólo termino fuera del reino que me crió y soy mandado por un alma, que es el mensajero de mi padre, a ser el nuevo alumno en el colegio de Dioses en el mundo humano. Pero, ¿en algún momento me preguntaron?
¿Mi padre me preguntó sobre lo que quería?
Pues claro que no.
Por ello, por la ira, y sabiendo la sangre que corre por mis venas, casi hago explotar el techo de aquel colegio en mi primer día. Es por esa razón, que estoy como prisionero nuevamente en este lugar, mientras veo como Cerbero mueve su colita y las tres cabezas que tiene, enrollándolas al tratar de lamer mi rostro con dulzura.
Aunque sólo termina llenando mi rostro de babas, a la vez algunas cabezas de muertos malévolos me miran. Y yo sólo miro con asco el desastre en lo que me he convertido.
Esto es una pesadilla.
— ¡Al menos déjame algo de comer, Hades!
Grito entonces.
Estaba totalmente molesto y ofuscado, así que no pude hacer más que suspirar para calmarme. Por suerte, esa soledad no duró mucho y ante los segundos, una hermosa cabellera se dejó ver, apareciendo desde uno de los túneles secretos del inframundo, esa persona que algún día entró en mi corazón. Por suerte, él no pasó mucho más allá de un simple gusto.
"Sí claro, hasta eso tú no te lo crees..."
Suspiré, sabiendo que todo lo que decía sobre mi amor no correspondido, era mentira, porque nunca lo superé, ni tampoco le he hice saber sobre mis sentimientos, porque sólo deben mirar su bello rostro, adorable, juvenil, delicado e inocente para saber la razón de porque nunca me le acerqué.
Y es que es mucho para mí. Me pone nervioso. Y algo caliente, pero esa es otra cosa.
Pero, ¿de quién hablo?
Pues hablo del hijo de Afrodita, un chico re tierno, simpático, pero a veces con mal humor. El mismo humor de los mil volcanes de Roma que estallan a veces. Muchas veces.
Con él, nos conocimos hace poco, pero al ser los dos, hijos de los Dioses del Olimpo, siempre tuvimos contacto por cartas que llegaban en las lagunas de fuego del inframundo y en los pies de nuestro tío alado. Sin embargo, jamás pensé verlo de nuevo, y menos atreviéndose a entrar en un lugar que ningún mortal pudiera haberse arriesgado a entrar en toda la historia del Olimpo. A excepción de Hércules, claro.
Pero claro está, que él no es un simple mortal. No Hércules, hablo de mi cupido.
De mi Hermafrofito.
Él es Yang Jeongin, el hijo de Afrodita. Quien es capaz de derribar hasta la arquitectura más grande y difícil, pero, sobre todo, quien se metió a mi corazón de la manera más extraña y particular posible.
Pero...
¿Acaso dije que me gusta uno de mis primos?
Pues sí, ¡me gusta! Mucho, mucho, demasiado.
Y no lo niego, ¡porque me gusta!
¡Pero por el amor de Dios Zeus! ¡Es mi primo! Yo debo estar loco de ser así. Debo de estarlo. Pues no puedo pensar así de alguien que es parte de mi sangre, aunque, quien no es familiar en este mundano mundo de dioses. Si es que tan sólo mi madre es la sobrina de mi padre. Así que... ¡noo!
¿Qué es lo que digo?
Pero claro, siempre los Dioses le gustaron tener una vida sexual tan activa que ahora ya soy igual de deseoso y sabrosón.
¡Malditas hormonas griegas!
Pero bueno, después de todo, esta es mi historia. Y entre muchos dioses, soy el peor de ellos. O eso es lo que dicen después de todo al ser hijo de mi padre. "Cometerán los mismos errores", se escucha por el Olimpo. Sin embargo, al menos tengo algo que llega a agradarme entre todo lo malo, y es ver a este lindo chico cerca de mi demoníaca vida. Pero, no dejo de pensar en algo.
¿Estaría bien raptarlo?
¡No, Minho no!
Me estoy volviendo como mi padre...
Aunque no suena nada mal. Sería hasta buena idea llevármelo, ¡no! ¡Agh!
¿Llegaré a gustarle?
Entonces ante ese pensamiento nuestra historia empieza su ruedo, y las miles de leyendas se entrelazan para crear un nuevo destino. El destino que está destinado a fracasar. O, tal vez todo lo contrario.
Editado, 2024
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OLIMPO CAÓTICO [Minjeong] [Editando]
FanfictionMinho, hijo de Perséfone y Hades. Jeongin, hijo de la más bella de todo el reino, Afrodita. Con su belleza y dulzura ataca a todo corazón a través de su rostro y elegancia; más cuando todos conocen su arrogante actitud, se alejan. Pero, ¿qué pasa si...