Confesiones

591 78 10
                                        

Este mundo sinceramente paso de ser cruel y perverso paso a ser desolado y vacío. Cinco personas atadas contra lo que parecía ser un hasta de concreto que toca el techo de aquel lugar. Manos atadas detrás de su cuerpo, sus pies con cadenas y algo adormecidos por la bienvenida nada amistosa otorgada por sus captores.

Una habitación iluminada por algunas velas dando una visión tétrica del lugar, con cuadros enormes, cortinas rojas cubriendo el gran ventanal, y una chimenea frente a los cinco, este lugar ambientado en el barroco común del occidente.

Son cinco, pero llegaron en diferentes momentos. Dos hermanos se reencontraron después de un breve momento que pareció eterno para uno de ellos. Los otros tres que también llegaron por su propio pie no dejaban de verse entre ellos, sin palabras.

Alineados de manera horizontal, siendo Lan Xichen el que se encontraba en medio de todos, a su derecha podía ver a su hermano menor y justo después de él se encontraba un joven de cabello negro y abrigo rojo. A su izquierda Mobei Jun con un semblante sombrío y finalmente Luo Binghe que trataba inútilmente de soltar sus manos.

Ninguno tenía algo que les impidiera hablar, solo no sabían que decir. Según ellos sus respectivos amores estaban seguros en casa o lejos de ese lugar. Solo Lan Xichen como hermano mayor veía a Lan Wanji con remordimiento ¿Cómo debía decirle?

- Wanji – Hablo terminando con el tormentoso silencio.

- Hermano – Respondió Lan Wanji con intriga por la mirada que su hermano mayor le devolvía.

- Lo siento – Dijo cuando entro un hombre alto, bien parecido de ojos marrones, cabello castaño, semblante arrogante y labios delgados. Miro a los cinco de reojo varias veces antes de dejar salir una risita de victoria.

- Veo que los tengo a todos reunidos. – El hombre se acercó hasta Lan Xichen y tomo su mejilla, viendo cada detalle de su rostro, después de varios segundos retrocedió unos pasos para posteriormente dirigir su mirada hasta el menor de los jades.

- Lan Wanji – Todos en automático dirigieron su mirada sobre el mencionado – Tu hermano fue de gran ayuda para traerte un presente... Espero que te guste – Giro su cuerpo hasta la entrada de esa gran habitación con solo velas iluminando.

Lo que vio Lan Wanji lo dejo completamente helado. Wei Wuxian era prácticamente arrastrado hasta donde él se encontraba, este cayo de rodillas frente de él, algunas lágrimas se formaron en el rostro de Wei Wuxian ¿Qué es lo que sucede? ¿No lo había dejado en casa con su tío? ¿Atacaron nuevamente a su familia? Mil dudas se formaron en su cabeza, dando vueltas y vueltas sin que una respuesta apareciera en alguna parte.

Entonces, aquel hombre tomo del cabello a Wei Wuxian, pero este solo hizo un pequeño ruido puesto que trae una mordaza no le permite hacer más, después lo que ese hombre hizo provoco que el estómago de Lan Wanji se revolviera viendo el pecho de su amado con una marca en el pecho que sería eterna en su cuerpo.

- Espero que te guste. Wen Chao hizo un gran trabajo colocando esta marca – Aquel hombre arrojo al suelo a Wei Wuxian.

En ese momento el rostro de Lan Wanji se volvió completamente oscuro, se quiso levantar y golpear al hombre hasta que suplicara piedad, sin embargo, las cadenas y ataduras no se lo permitían, solo ocasionaban que se lastimara así mismo.

- No te gusta, tu hermano lo trajo para ti – Señalando a Lan Xichen entendió lo que le quiso decir su hermano momentos antes con esas palabras.

El hombre se acomodó el traje y se colocó al centro de aquella habitación, haciendo un gesto con las manos hizo que algunos guardias trajeran a cuatro personas que tenían la cabeza cubierta con algo parecido a una bolsa de tela.

Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora