O N E | 001

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最初のステップ


Había oído hablar mucho de la famosa U.A., incluso había pasado múltiples veces frente al edificio preguntandose si algún día lograría estudiar en aquél sitio.

Pero esta vez se sentía diferente pues tenía los nervios a flor de piel por el exámen. Sabía que pasaría el exámen teórico, se alegraba de que la memoria fuera uno de sus puntos fuertes. Pero no estaba tan convencida de poder pasar el examen práctico.

Keiko sabía que su torpeza y su habilidad para meterse en problemas la acompañarían hasta el día en que muriera. Y no había excepciones, como el importantísimo exámen de ingreso a la UA en el que solo aprobaban una de cada trescientas personas.

«Para. No pienses en porcentajes

Sacudió la cabeza para sacar los pensamientos negativos de su cabeza y, tras golpear sus mejillas, comenzó a andar con una sonrisa en la boca.

Apenas había dado un par de pasos cuando tropezó con su propio pie sintiendose extremadamente torpe mientras caía. Su rostro se detuvo a escasos centímetros del suelo rojizo.

—Un suelo realmente precioso y está bastante limpio, que inusual, aunque no debería sorprenderme. Es la U.A., al fin y al cabo...

La chica castaña que la había salvado de un buen golpe y el chico de pelo verde que había tropezado de la misma forma la miraban extrañados mientras ella admiraba el suelo.

—Esto... -la castaña interrumpió los desvaríos de la pelinaranja.

La chica se giró viendo a dos adolescentes sonriendo incómodos y enseguida sus mejillas se volvieron de color carmín. La castaña le ayudó a colocarse derecha de nuevo y tan pronto como sus pies tocaron el suelo de nuevo se inclinó 90 grados en una reverencia.

—¡Lo lamento mucho! ¡Gracias por salvarme!

La castaña negó con la cabeza mientras movía las manos de un lado a otro.

—No es nada ¿Estáis bién?

—¡Sí! Muchas gracias de nuevo, ¿Cómo lo has hecho? —preguntó curiosa Keiko.

—Es mi particularidad. Lamento usarla sin preguntar.

—No te disculpes, me has salvado de una caida vergonzosa —respondió la chica rascandose la nuca cohibida.

—Lo sé, sería de mala suerte que os cayerais ¿Verdad?

La pelinaranja asintió varias veces con la cabeza totalmente de acuerdo y doblemente de agradecida.

—¿Estáis nerviosos? —les preguntó la castaña con una sonrisa encantadora.

—Eh... ¡Ah!... Esto... —intentó responder el peliverde. Intentó.

—¡Mucho! Aunque no es por eso que me he caído, mi torpeza es permanente —admitió avergonzada la pelinaranja—. Pero ya estoy acostumbrada. En fin, no deberías entretenerte, llegar al exámen tarde también es de mala suerte.

—Cierto ¡Buena suerte! Nos vemos —dijo despidiendose con la mano mientras se alejaba.

La pelinaranja sonrió en su dirección.

—Que chica mas agradable... —pensó en voz alta y luego miró al chico a su derecha que aún seguía atónito—. Oye, ¿Estás bién?

El peliverde no podía creer que había hablado con dos chicas. La chica sacudió su mano enfrente de su rostro haciéndole volver a la realidad.

—¿Ah? S-sí... -respondió entre balbuceos.

—Se me ha olvidado preguntarle por su nombre, ¿Crees qué la volveremos a ver?

𝐇𝐀𝐑𝐌𝐋𝐄𝐒𝐒  || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora