F O U R | 004

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どこでも爆発

Olía bién. Los hospitales y las clínicas tenían un olor característico de tanto limpiarlo todo, de los productos utilizados que tenían que camuflar las heridas abiertas, los virus que corrían por el aire con cada paso de los pacientes, las gasas sucias, los cuerpos sudados y entumecidos de estar estirados en la cama y de todo aquello que expulsaban. Este conjunto de olores, sin llegar a ser del todo desagradable, provocabs rechazo en la mayoría de las personas de forma inmediata al entrar en contacto con tal aroma.

Este no era el caso de Keiko. Ella era probablemente una de las pocas personas a las que les gustaban los hospitales. La chica los relacionaba con una época pasada llena de maravillosos recuerdos y lecciones. Durante mucho tiempo la pelinaranja sintió la necesidad de saber más sobre sus padres biológicos, como es lógico en una niña pequeña y curiosa. Por lo tanto dedicó mucho tiempo visitando a viejos amigos de sus padres. Para los adultos la escena siempre era extraña, ninguno de ellos sabía como reaccionar y todos se mostraban rehacios ante la idea de llevar a una niña de ocho años con ellos a todas partes pero ¿Quién de ellos podría negarse a una petición de la heroína médica Recovery Girl?

La chica consiguió la información que buscaba pero se dió cuenta de que no le importaba tanto como pensaba. Aún así aprovechó su tiempo con los médicos para aprender de ellos, especialmente aprendió a identificar las heridas que ella algún día podría llegar a hacerse.

Sin embargo, a pesar de conocer muchos de los hospitales más importantes de Tokyo como la palma de su mano, a penas había estado un par de veces en el verdadero oficio de su abuela puesto que la academia no dejaba entrar a cualquiera.

Ahora se encontraba frente a la puerta de la enfermería, la había abierto sin pensarlo demasiado y el olor a limpio la había golpeado trayendo miles de recuerdos a su mente. Sin embargo su vista topó con algo que dejó todos los recuerdos en segundo plano.

Sus ojos recayeron sobre el pecoso que estaba en la camilla con un brazo vendado y aún incosciente. Aún así no fue eso lo que acaparó su atencion sino el hombre de dos metros de aspecto huesudo. Su mirada viajó de aquél hombre al rostro sorprendido, a su abuela y al traje enorme que vestía aquél hombre rubio. Entonces las neuronas de Keiko parecieron comenzar a hacer conexiones por una vez en toda la tarde.

—Oh...

Abrió los ojos como platos y dando dos pasos hacia atrás se tapó la boca con ambas manos.

—Joven Ito... —la llamó el héroe. Al oír su voz sus ojos se agrandaron aún mas.
—-Oh Dios mío... -exclamó bajo sus manos—. ¿¡All Migth!?

El héroe de dos metros se giró hacia la abuela de la chica sin saber que hacer. La chica comenzó a balbucear cosas inentendibles. Los dos adultos tuvieron que obligarla a sentarse en una silla y guardar silencio mientras se le explicaba sobre la herida de All Might y la situación en la que se encontraba. Cuando terminaron de explicarle se hizo un silencio sepulcral.

—¿Keiko? —la llamó la anciana al ver que la pelinaranja no reaccionaba.

Sus ojos no podían dejar de mirar al héroe de aspecto esquelético y demacrado. Su héroe favorito, su mayor inspiración, quien había sufrido una herida hacía varios años en su lucha contra su mayor enemigo. Su situación había estado empeorando desde entonces y ahora sólo podía ejercer como héroe durante un tiempo limitado. Otros podrían haberse decepcionado al recibir aquella noticia. Pero Keiko solo podía pensar que durante todos éstos años, mientras su situación seguía empeorando por momentos, el había mantenido el número uno salvando a la gente sin descansar. Como alumna y como fan su admiración hacia él no dejaba de crecer.

𝐇𝐀𝐑𝐌𝐋𝐄𝐒𝐒  || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora