T E N | 010

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残酷な言葉

Sus compañeros eran ruidosos. El reciente ataque de los villanos a la prestigiosa academia de heroes no iba a ser olvidado facilmente y las noticias aún estaban aprovechandose del efecto que el ataque había causado y sus compañeros no se quedaban atrás comentando todo con entusiasmo.

En ese momento, Keiko no era capaz de escuchar nada de lo que decían.

La pelinaranja observaba su mesa con la mirada perdida. Desde la otra punta de la clase el joven bicolor tenía sus ojos en ella sin ningún pensamiento en concreto rondando su mente. Su mirada heterocromática chocó con una mirada mucho más hostil de color carmesí. El rubio ceniza que se sentaba detrás de la chica mantuvo un gesto serio durante un corto espacio de tiempo y luego chasqueó la lengua al mismo tiempo que le daba la espalda al joven bicolor.

A Keiko no le gustaba estar sola. En el momento en que se había separado de sus amigos el día anterior su mente había comenzado a atacarla con dudas, preocupaciones y acusaciones de todo tipo que no la dejaron pegar ojo en toda la noche. Especialmente porque no podía dejar de pensar en los dos encuentros que había tenido con aquel villano que cubría sus ojos con una venda. La noche despúes del ataque, al darse la vuelta y encontrarse la calle completamente vacía, un cosquilleo viajó desde las puntas de sus dedos hasta su nuca. Estaba paralizada; asustada por primera vez en mucho tiempo.

Y aunque ese villano insistía en volver a su cabeza sin importar las veces que Keiko intentara olvidarlo, había otra cosa que, por más que quisiera, no podía apartar de su mente.

La chica se giró para observar el fondo de la clase. El bicolor tenía los ojos cerrados y los brazos cruzados mientras fruncía el ceño ligeramente, ajeno al escandalo de sus compañeros. Por dentro el joven rogaba que la chica no le hubiera pillado mirándola. Para empezar, ni él mismo sabía porque la estaba mirando pero la chica se había girado de repente y él, en lugar de apartar la vista antes había cerrado los ojos. Lo cual ahora le parecía una idea ridícula. Por otro lado, la pelinaranja era quien ahora no apartaba la mirada del chico.

«"Alguién podría haber salido herido por intentar protegerte."»

La chica apartó la vista rápidamente y sobre la mesa sus manos formaron dos puños. Era tan frustrante porque sabía que era verdad y no sabía que más hacer para poder cambiarlo. ¿Sus entrenamientos no eran suficientemente exaustivos? ¿No era suficientemente dura consigo misma? ¿Cómo podía avanzar más rápido?

—¿¡Aizawa-sensei!? —el grito conjunto de la clase hizo que la chica levantara la cabeza para encontrarse con una momia vestida de negro en la entrada de la clase—. ¡Regresó muy pronto!

—¡Es demasiado profesional!

—¿Así que estaba bién, sensei? —preguntó Iida levantando la mano. La pelinaranja giró su cuello rápidamente hacia el responsable de la clase.

—¿¡Te parece que está bién!? —preguntó sorprendida.

Ella había oído de boca de su abuela la cantidad de heridas y la compleja recuperación que tenía el pelinegro, por no hablar de la heroína Trece. Ninguno de los dos estaba bién en absoluto.

—¿Se le puede decir "bién" a eso? —susurró la castaña de mejillas redondas y la pelinaranja se alegró de no ser la única en pensar que, definitivamente, su profesor no estaba bíen.

𝐇𝐀𝐑𝐌𝐋𝐄𝐒𝐒  || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora