S I X | 006

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攻撃!


—¡Chicos, los estaba esperando!

La pelinaranja gritó emocionada agarrando las manos del peliverde mientras saltaba. El pecoso estaba demasiado sorprendido con la heroína como para incomodarse de la cercanía de la chica.

—¡Es el héroe del espacio, Trece! ¡El héroe que ha rescatado a miles de personas! —gritó emocionado. Era bueno tener al lado a una enciclopedia andante sobre héroes sin embargo, en éste caso a nadie le hacía falta que le explicaran que a quién tenían delante era nada más y nada menos que una de las mejores heroínas de rescate.

—¡Me encanta Trece! —gritó emocionada la castaña de mejillas rosadas. La pelinaranja asintió efusivamente completamente de acuerdo, no tenía palabras.

—Entremos sin demora.

El lugar era asombroso, fantástico, espectacular y un millón de adjetivos más que serían insuficientes para describir como veía la pelinaranja aquellas instalaciones. En cuanto cruzó la enorme puerta distinguió cada una de las zonas de rescate y comenzó a fantasear con las cientos de situaciones que podían surgir. Sintió un cosquilleó comenzar en la punta de sus dedos. Rescatar. Esa era la razón por la que debía convertirse en héroe, era su sueño y sin embargo, el tan sólo pensar en que las vidas de otras personas dependieran de sus decisiones le provocaba un sentimiento de incomodidad y un nudo en la garganta que no llegaba a comprender.

Trece era admirable, su charla motivadora había cautivado a todos los alumnos. Era el ejemplo perfecto para Keiko. Después de las palabras de la heroína, la pelinaranja se sentía motivada, incluso el resfriado parecía haberse ido de golpe. Sentía su corazón latir con fuerza deseoso de comenzar el entrenamiento y no podía dejar de moverse inquieta.

—Eso es todo. Gracias por escucharme —concluyó la heroína.

—¡Ha sido genial!

El azabache dió un paso hacia adelante.

—Muy bién, primero...

Las luces comenzaron a parpadear hasta apagarse interrumpiendo al profesor. Aizawa giró su rostro hacia el centro de las instalaciones. La pelinaranja siguió la mirada del profesor hasta toparse con algo negro que emergía cerca de la fuente, intentando forzar la vista dió varios pasos hacia adelante. El héroe se puso frente a ella y extendió su brazo impidiéndole seguir avanzando.

—¡Agrúpense y no se muevan! ¡Trece protege a los estudiantes! —ordenó. Al oír el tono de voz, grave como de costumbre pero más duro de lo usual por parte del profesor, la pelinaranja sintió los nervios crecer en su interior. ¿Qué estaba ocurriendo?

—¿Qué pasa? —preguntó el pelirrojo también intentando forzar la vista para ver qué sucedía a lo lejos—. ¿Empezó la lección sin previo aviso como en el exámen?

—No creo qué se trate de eso... —comentó la pelinaranja viendo como varias siluetas emergían de aquella sombra.

—¡No se muevan! —ordenó el azabache en un tono duro subiéndose las gafas—. Esos son villanos.

Villanos. Una sola palabra que desató la inquietud y el temor entre los estudiantes. La pelinaranja respiró profundo intentando no entrar en pánico y mantener la cabeza fría. La infiltración del otro día podía haber sido también causada por los villanos que estaban tanteando el terreno antes de dar el primer golpe. Ése día estaban poniendo a prueba el sistema de seguridad de la U.A. y de alguna forma habían conseguido entrar sin ser detectados.

—¿¡Villanos!? Eso es imposible.

—¡No pueden entrar a una escuela de héroes!

—Profesor, ¿Y los sensores de intrusos? —preguntó la chica de la coleta.

𝐇𝐀𝐑𝐌𝐋𝐄𝐒𝐒  || BNHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora