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Jungkook POV:

El conejo se dejó envolver por el humo que llenó todo el escenario y de
pronto comenzó aq levitar. El muy jodío se puso a volar, así, sin más. Era un
truco muy bueno porque lo habíamos visto recorrer todas las mesas y nadie le
había encontrado ningún hilo que pudiera servir para que, de pronto,
estuviera elevado casi cuatro metros por encima del nivel del suelo.

También era verdad que nadie se lo había buscado, pues no sabíamos lo
que iba a pasar con el maldito conejo.

Nadie había tenido tiempo de sujetarlo en el escenario y colocarle un
arnés para que el pobre bicho saliera volando, aunque con tanto humo podría
haber pasado cualquier cosa si los tramoyistas habían sido muy rápidos.
No obstante, no lo creíamos posible.
Si se hubiera tratado de una paloma, el truco no habría tenido tanta gracia.

Las palomas, a poco que quisieran, volaban. Pero viniendo de un conejo la
cosa cambiaba mucho. De pronto, cuando el animal podía estar alcanzando
los seis metros de altura y amenazaba con achicharrarse quedando pegado a
uno de los grandes focos del techo, dejó de subir. Se quedó suspendido un par
de segundos y, acto seguido, se precipitó al vacío a toda velocidad. El «Oh»
tierno se transformó en un grito de pánico, temiendo que asistiríamos a un
espachurramiento de conejo en toda regla que acabaría en estofado de
estofado de conejo para repartir entre todos los asistentes como aperitivo
junto con las copas. Pero un instante después, bajo el animal apareció un
hombre alto, ataviado con unos ropajes negros y cubierto con una capa de
elegante caída que casi lo cubría por entero. Extendió los brazos e hizo que la bola de pelo se detuviera a unos centímetros, sin llegar a tocar sus manos,
enguantadas en blanco. El mago —al que no habíamos visto aparecer gracias
a la maniobra de distracción de humo y el levitar del desdichado y
aterrorizado animalillo, ya que todos teníamos puestos los ojos varios metros
de altura más arriba— estaba tocado en la cabeza con una chistera negra y
llevaba bajo el brazo un bastón que creo que podía ser perfectamente una
varita de esas que, si las agitabas, producían chispas. Eso, o con una luz led
en la punta accionada con pilas, que ya se sabía de qué iban los trucos.

Un instante después alzó la cabeza para localizar al conejo, que descendió
de forma mucho más lenta hasta aterrizar entre sus manos, donde lo acunó
como si se tratara del amor de su vida.

Un bebé.

—¡Mierda!

—¿Se ha vuelto a cagar el conejo? —se burló Taehyung, mirando
alternativamente al escenario y a mi lado de la mesa como si hubieran podido
llegar más cacas desde aquella distancia.

O como si tuviera una vista de superhéroe y hubiera visto cómo se cagaba
el animal en brazos del desaprensivo que lo estaba utilizando en su beneficio.

Alguna forma tenía que encontrar el conejo para vengarse del hombre que,
después del espectáculo, debía meterlo en una jaula para que no se escapara.

Pero no, no era el caso.

—Ya sabía que me sonaba ese animal…

—¿El conejo?

—No, el mago —le solté de malos modos, sin ganas de seguirle la broma.

Aunque lo de llamar animal al mago había tenido su gracia, y así lo
entendí cuando Namjoon se llevó la mano a la cara para amortiguar la risa.

—¿Conoces a YoonGi Magic Harris?

Asentí, llevándome la mano a la cabeza. De pronto me dolía mucho al
hacer memoria por la borrachera de la noche anterior. Me pasé la mano por el
rostro, acariciándome el pómulo al recordar aquella mañana.

Un, Dos, Tres...¡BÉSAME! [YONKOOK / KOOKGI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora