Seis

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Entonces al otro día Iwaizumi se fue rumbo a Argentina. Intentó contactar a Oikawa otra vez pero fue imposible.

Durante en viaje no podía dejar de pensar en él, de verdad deseaba verlo y abrazarlo, besarlo y decirle lo mucho que lo ama.

El viaje fue largo y agotador. Llegó completamente adolorido a Argentina pero al menos ya estaba ahí. El dinero no le alcanzaba para un hotel, así que se quedó en una casa que funcionaba de hospedaje, la dueña era una anciana con la que apenas se pudo comunicar.

A Iwaizumi le costó mucho encontrar las direcciones, pero lo logró. Y cuando ya tuvo todas sus cosas en el hospedaje partió rumbo al lugar de entrenamiento de Oikawa.

—Buenas tardes...

Dijo con su terrible español, uno de los que estaba ahí le habló en japonés y así pudo comunicarse bien.

—Quería preguntar por Oikawa Tooru.

—¿Oikawa? Hace un mes y medio que no viene a entrenar. No contesta las llamadas ni nada. Creo que decidió retirarse.

Esa respuesta fue terrible. Definitivamente algo le ocurrió.

—¿No lo han ido a ver? ¿No saben dónde está?

—Definitivamente no está en su casa. Fuimos a verlo y nadie abrió.

—Ok... ¿Me pueden dar su dirección?

Dijo Iwaizumi con mucho miedo. Le dieron la dirección y corrió a buscar un taxi que lo lleve.

En esos momentos temía por la vida de Oikawa. Él confiaba en que nunca haría algo así... Pero... ¿Y si lo hizo? No dejaba de preguntarse esas cosas.

Cuando llegó a la dirección que le dieron tocó la puerta fuertemente.

—Trashykawa, soy yo, Iwaizumi.

No había respuesta. Siguió tocando pero nadie respondió. Entonces recordó una vieja costumbre de Oikawa, dejar una llave de repuesto debajo del tapete. Y efectivamente había una ahí.

Con miedo abrió la puerta y entró.

—Oikawa... Por favor, no te escondas.

Tenía miedo de encontrar algo terrible dentro de esa casa, pero recorrió todo y no encontró nada. Abrió las puertas del closet buscándolo y solo se dio cuenta de que no había nada de ropa. Ninguna de sus pertenencias estaban ahí.

—¿Dónde te metiste...?

Dijo para luego llorar. Nunca pensó que algo así podía ocurrir, que su mejor amigo y amor de toda la vida desaparezca de un día para otro.

Iwaizumi recorrió todos los lugares que Oikawa le mostraba en fotos. Tal vez en alguno de esos lugares estuviera. Pero no lo encontró, definitivamente no estaba en esa ciudad.

Pasó una semana en Argentina, todos los días visitaba nuevamente la casa de Oikawa pero nunca lo encontraba.

Al volver al hospedaje vio a alguien más hablando con la dueña del lugar, entonces la saludo y quiso dirigirse a la habitación pero el chico que estaba con ella le habló en japonés.

—Disculpa, por lo que me dijo mi abuela tú te llamas Iwaizumi, o algo así.

Él volteó y asintió, luego el chico le dijo algo con lo que su esperanza de encontrar a Oikawa aumentó.

—Debes conocer a Oikawa Tooru. Él siempre me hablaba de un tal Iwa-Chan, supongo que eres tú.

Iwaizumi sintió que su corazón se aceleraba.

—Dime dónde está, por favor. Lo he buscado por todas partes y no lo he encontrado.

—¿No te lo dijo? Se fue a Estados Unidos con su novia. Me pidió mi casa de veraneo.

Con esa respuesta se sintió muy mal, al parecer ya había conseguido a alguien más. Pero aún así quería verlo, aunque sea para decirle lo que siente y no quedar con esa carga.

—¿Podría... ir a verlo?

—Claro, te daré la dirección. Y por cierto, me llamo Javier Sánchez, por si necesitas algo.

Iwaizumi le agradeció y luego volvió al cuarto. Enseguida haría las maletas.

Malos Hábitos ~ Iwaoi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora