𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟰: 𝐏𝐑𝐎𝐁𝐋𝐄𝐌𝐀𝐒 🌺

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Después de un pequeño descanso que se tomaron, gracias a que la pelirroja se ahogó con un pedazo de pizza luego de haber salido de su trance y decidir comer antes de responder la pregunta. Al fin regresaron al juego, dispuestos a contestar esa pregunta que venía en un juego de amistad e "inocencia" pero al parecer iba más de eso y buscaba dejar rojos a los participantes.

— ¿Ya piensas contestar, prima?, ¿o planeas volver a ahogarte con una rebanada de pizza para evitar hacerlo? —habló Donna esperando a que ya lo dijera, estaba cansada de esperar y quería ver un poco de caos en esa casa, predecía que ya se acercaba uno. Aunque también había algo de lo que no estaba segura de qué era y si era bueno o malo para ella, de cualquier manera, iba a descubrirlo en el momento que fuera.

Heather bufó harta de sus insistencia, y desesperante actitud, que se mezclaba con la de alguien mandona y que disfrutaba del drama.

— Austin Black, hace unos meses en la casa de sus padres cuando fui a hacer un trabajo para la escuela. Es un chico lindo, demasiado. —contó sin pena alguna.

— Eso ya parece una escena de una película cliché de adolescentes. Hay algo que no me creo ahí, que no suena como si fuera tu historia. —comentó la misma de antes haciendo que la pelirroja frunciera el ceño sin entenderla. — ¿Apoco estudias? Pensé que sólo servías para ser la cara bonita que hace desmadre en el salón, debes entenderme, la que se comporta de manera rebelde. —explicó la castaña.

— Me ofende que pienses así de mí, sólo de esa forma. Soy mucho más que una cara bonita, podría ser la futura Elizabeth Hamilton Schuyler, ¿quién sabe? —se encogió de hombros viendo eso como una opción de su futuro. — Sería una feminista libre y respetada por todo los Estados Unidos, conocería al presidente y haría algo bueno por la ciudad. Me gustaría ayudar y no sólo causar problemas.

— Suerte con eso. —deseó de forma burlona Donna.

— Ya puede ser mi turno. A diferencia de ustedes, niños. —empezó Nate, como siempre, sintiéndose mayor y con más poder al sólo tener un año más que Peter y Bret, quienes rodaron los ojos al recibir ese apodo. — Mi primer beso fue a los diez con Emma Howkins, también en el colegio. No la recuerdo muy bien, pero sé con seguridad que era una chica muy linda. —informó con una sonrisa pícara al acordarse un poco de ella. — Ambos éramos populares por lo que muchos compañeros querían que estuviésemos juntos, así que un día frente a toda la escuela la besé. Puede que haya terminado en detención, pero valió la pena. —finalizó con su historia, cruzado de brazos y con una sonrisa orgullosa deslizada por sus labios.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐘𝐨𝐮𝐫 𝐓𝐞𝐚𝐫𝐬  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora