𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟳: 𝐍𝐎 𝐄𝐒 𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐃𝐈𝐃𝐀 🌺

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Horas después de lo que sucedió entre Donna y Peter, ya todo el grupo de amigos se encontraba en el aeropuerto que estaba en las afueras de Riverdale, después de que hayan estado un rato en el tren que se necesitaba llegar para estar en el pueblo. El día estaba muy soleado por lo que no podían evitar querer irse en ese mismo momento.

— Entonces... ¿Cuándo vas a volver a venir? —preguntó Donna a su mejor amigo antes de que se subiera al avión privado de los Parker.

— Cuando mis padres decidan traernos de nuevo, los negocios entre nuestras familias están por acabar por lo que no creo que será mucho tiempo. Máximo unos meses. —respondió sin mucha importancia. — Aunque podrías ir a visitarme a Europa. No me molestaría si llegaras de sorpresa. —admitió tratando de invitarla a que fuera de una manera indirecta, aunque tampoco era tanto.

La castaña asintió con una sonrisa divertida.

— Quizás vaya a visitarte algún día. Le pediré permiso a mis padres para que me dejen ir, sola o con ellos, de cualquier manera serviría para verte, sólo no quiero estar separada de ti tanto tiempo. —dijo acercándose más a él para poderle dar un abrazo de despedida. — Nos veremos pronto, Weston.

— Lo haremos. —afirmó el rubio aceptando el abrazo y también la abrazó para quedarse unos segundos así. — Si tengo tiempo libre te llamaré, Sweett. —prometió.

— Eso espero. —soltó una risa sin separarse del abrazo, queriéndose quedar en sus brazos para siempre.

— Bien, bien. Basta, par de koalas. —los separó Peter al estar justo debajo de las escaleras del avión. — O subes en ese instante o te dejamos aquí. —amenazó a Nate.

Éste rodó los ojos terminando con el abrazo finalmente, Donna miró mal al castaño por arruinar su momento. Y vio que su buen amigo, sin decir nada más, se subió al avión para irse a sentar al lugar que quería. Suspiró al ya no verlo.

— Gracias por quitarme la felicidad, Parker. —habló de forma sarcástica, teniéndole odio en ese momento.

— Sí, sí, lo que sea. También estorbas. —informó con una sonrisa falsa, ella rodó los ojos moviéndose de donde estaba para dirigirse a donde estaban los otros dos que se quedarían en ese pueblo.

Y mientras que el castaño esperaba en las escaleras del avión por su mejor amiga, ésta estaba frente a su primo, o más bien, debajo de su vista al ser demasiado bajita para él. Ambos se estaban despidiendo del otro, sabían que tardarían al menos un tiempo en volverse a ver y tenían que despedirse bien para afrontar eso.

𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐘𝐨𝐮𝐫 𝐓𝐞𝐚𝐫𝐬  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora