𝐒𝐚𝐯𝐞 𝐘𝐨𝐮𝐫 𝐓𝐞𝐚𝐫𝐬

𝗖𝗮𝗽𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭𝟲: 𝐃𝐀𝐆𝐀𝐒 𝐘 𝐂𝐔𝐂𝐇𝐈𝐋𝐋𝐎𝐒 🌺

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Nos encontramos a finales de Septiembre del 2016.

No hace falta decir que ya había pasado casi todo un mes desde que los mejores amigos se habían dado regalos entre ellos, por medio del rubio que parecía mensajero estando de viaje y entregando más cosas que los malagradecidos no enviaban por correo, aunque bueno, ¿para qué pagar en paquetería si tenían a un amigo/primo que parecía cartero?

Si bien siempre hablaban por videollamada estos dos mejores amigos y decían que tenían regalos para el otro guardado, eso no quitaba el hecho de que querían entregarse unos en momentos exactos, pero no podían sabiendo que estaban a kilómetros de distancia uno del otro.

Así que por eso fue el pedido que le hicieron a la persona que tanto querían y tenían en común para llevar esos regalos al tenerle demasiada confianza. Por parte de Nia a Peter; ella le había regalado una pequeña cadena con una llave de decoración lo cual el castaño no entendía qué significado era el que tenía pero aún así le tomó mucha importancia y cariño por lo tierno que se le había hecho. Y por parte de éste a ella; era una daga, algo que no se le debería de regalar a una niña de diez años. Pero ese regalo también fue algo que a Peter se le había hecho muy importante, la primera muerte a manos de él de la que tenía consciencia había sido consendida por ese arma por lo que no pudo evitar dársela.

¿Sería alguna especie de mensaje?, ¿significaba que su lado psicópata y demente también la quería demasiado?

O más bien amaba pero todavía se negaba a creer eso, y lo haría por mucho tiempo más.

Aún así, ambos regalos fueron demasiado lindos, y detrás de todo eso podría decirse que cursis también pero aún no es tiempo de enfocarse en la historia de cada una o más fácil decirlo; significado.

Y ya aclarado esto, se puede seguir contando la historia por el lado de la adorable, y cabe aclarar ruda, pero loca Nia. Quien tampoco pudo evitar caer ante la tentación de aquella daga con la que ahora se encontraba abriendo el interior de una serpiente para saber qué es lo que había en su interior.

— No debí dejar que Bret se deshaciera de mi serpiente. —se arrepintió de haberlo echado de su habitación con aquel animal hace un mes. — O quizás solamente no debí dejar ser totalmente libres a mis ratones. —comentó al ser consciente que sería peligroso.

— Hay aciertos en ambos lados. —asintió Peter desde el otro lado de la pantalla del celular que la rubia tenía en frente de ella, estaban en su videollamada diaria.

— Fue culpa de Bret, si no se hubiera quedado a acomodar mi habitación habría abierto tu regalo y si la serpiente se comía a Perseo podría abrirla por la mitad. Pero se la llevó y ahora no la encuentro. —se quejó.