-¿Qué hizo qué?- Me pregunta Germain confundido.
Es lunes. Estamos en la cafetería del instituto. Después de contarle a Germain todo lo que pasó después de regresar de casa de Zack, él me mira con una ceja levantada y la boca abierta, tratando de asimilar lo que le acabo de contar.
-Lo que acabas de oír- Le digo dándole una mordida a mi sándwich de queso.
-Quizás tenía algún problema y no tuvo otra alternativa que ir a tu casa- Dice Germain encogiéndose de hombros.
-¿Problemas? ¿Alternativas?. Sea cual sea su problema no es asunto mío, y no se trata de alternativas tampoco. ¡Me siguió¡ dios... sabía que mis padres no estaban en casa. Eso no lo hace una persona normal- Dejo mi sándwich en la mesa y suelto un suspiro de frustración- si no se hubiera ido de mi habitación lo hubiera tirado por la ventana sin pensarlo dos veces. Es desesperante.
-Menos mal que se fue y no lo tiraste. Pudo haber muerto si lo hubieras tirado desde un segundo piso- Dice dándole un sorbo a su café.
-Lo sé, por eso no lo tiré- Germain se ríe.
-Cambiando de tema.- Dice Germain de pronto- ¿Hablaste con Esteban sobre la carta?.
La carta... algo que quería evitar, pero que de cierto modo era inevitable. Así de confuso era todo. Había cosas que no encajaban y palabras que no tenían explicación.
No he hablado con Esteban sobre la carta y tampoco pretendía hacerlo por ahora, pero sé que tenía que hacerlo tarde o temprano. Después de todo conocía a Zack.
-No, no he hablado con él- Le respondo finalmente, fijando la vista hacia otro lado- No lo he visto hoy. Creo que no vino al instituto.
Mi vista se posa en una persona en particular. Una de las cuantas personas que trataba de evitar y que se dirigía hacia nosotros.
-Me acabo de acordar que tenía que ir a buscar algo- Digo levantándome de la silla y ordenando mis cosas con prisa- Nos vemos- Digo y sin esperar la respuesta de Germain, salgo con pasos apresurados de la cafetería.
Austin era molesto, y eso que no lo conocía, pero lo poco que había estado con Germain y conmigo parecía una garrapata. Era molesto. No me gustaban las personas que se pegaban a ti como pulgas y que no te dejaban respirar ni por cinco minutos.
Disfrutaba de mi soledad más que nada en el mundo... eso explica porque tengo pocos amigos. Sí tuve un novio una vez, pero éramos demasiado tontos como para saber cómo funcionaban las relaciones, así que no funcionó y cada uno tomo caminos diferentes. En fin, no necesitaba un novio. Podía ser feliz conmigo misma sin necesidad de tener a alguien haciéndome preguntas como: "¿Dónde estás?" "¿Con quién estas?" "¿Qué estás haciendo?"... no necesito eso, no ahora que tengo que lidiar con miles de cosas. Contando que el estúpido de Austin resulta que parece un maldito psicópata.
Me dirigí al baño para arreglar el desastre que tenia por cabello. Mi corto y despeinado cabello. Me lo había cortado para no tener que lidiar con peinarme tanto, pero creo que no fue una buena idea. Cada vez que lo peinaba, a los 5 minutos ya tenia un desastre. Zack decía que me veía linda despeinada, pero creo que solo lo decía para no hacerme sentir mal.
[...]
Las clases habían terminado y me dirigía a la salida. No había visto a esteban por ningún lado. Pensé en llamarlo, pero decidí esperar a verlo en persona.
Saque mi celular de mi bolsillo para enviarle un mensaje a mi madre, pero algo choco conmigo, o mejor dicho, alguien choco conmigo haciendo que cayera al piso junto con mi celular.
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Querido Zack
Teen FictionSamantha, una chica de 17 años. Estudiante del instituto de Boston. Decide investigar la muerte de su mejor amigo. Trata de hablar con el a través de cartas que sabe que no serán respondidas, pero le sirve como un método de desahogo. Ella y Zack era...