"Querido Zack:
Hoy se cumplen 3 meses desde tu partida, y aún así dueles como el primer día.
Quizás sea porque hay muchas cosas que no te dije, o tal vez porque sé que tu muerte no fue culpa tuya... no lo sé, aún tengo muchas dudas sobre tu partida.Anoche soñé contigo, otra vez... soñé que estabas aquí... conmigo. Decías lo mucho que me amabas, y también me pedías perdón... que no tuviste otra opción.
Me gustaría comprender todo lo que trataste de decirme, pero me resulta imposible. Cada sueño es diferente, pero en todos tratas de decirme algo.
Estoy confundida, y estoy cansada... cansada de fingir que estoy bien cuando en realidad no lo estoy. Estoy cansada de tratar de pensar en otras cosas para no pensar en tí y en lo que fuimos... y en lo que pudimos ser.
No tienes ni la más mínima idea de cómo me siento. Hasta trato de no llorar en este momento porque me encuentro en mi habitación y sé que mi madre entrará en cualquier momento... y no quiero que me vea así... no quiero que se sienta como se sintió los primeros días cuando supe que ya no estarías. Lloraba todo el día, no comía, no dormía, ni siquiera iba al instituto porque no tenía el valor suficiente para ver a Germain, y no quería que los demás sentirsen lástima por mí.
¿Sabes cuánto me cuesta levantarme en la mañana, comer, dormir, y sonreir aún cuando no tengo ganas de hacerlo?. Es difícil. Es difícil sonreírle todo el tiempo a mis padres para que sientan que yo estoy bien. Y ahora se ha vuelto difícil hacer cosas que antes hacía todos los días.
Estoy cansada, Zack... estoy cansada de no poder decirte todo esto a la cara y tener que escribir para poder sacar todo el dolor que tengo guardado. Estoy cansada de fingir que estoy bien... de despertar y tener que maquillarme todos los días para que no se noten las enormes ojeras. Estoy cansada de mí, de todo.
Solo quiero dejar de sentirme así. Ya no quiero esto.
Con dolor: Sam"
-Sam, está lista la comida- Dice mi madre entrando a mi habitación- hice lasaña, sé que te gusta.
-Bajo enseguida- Le digo.
-Está bien- Me regala una sonrisa y sale de mi habitación cerrando la puerta.
Termino de escribir en mi libreta y la guardo en mi mesita de noche. Voy al baño, y me quedo ahí, mirando mi reflejo en ese pequeño espejo. Contemplando cada detalle de mi rostro. Mi cabello oscuro corto está hecho un desastre. Ya ni recuerdo cuando fue la última vez que me lo cepille. Mis ojos cafés estaban rojos y mis labios estaban secos e hinchados de tanto que los había mordido. Ya ni el maquillaje ayudaba.
Suspiro, y salgo de mi habitación para dirigirme a la cocina.
-Es sábado, ¿Qué harás hoy?- Pregunta mi madre mientras me sirve un gran plato de lasaña.
-No lo sé. Sólo estaré en mi habitación. No tengo ganas de salir hoy, ¿Por qué?.
-Ire a comprar unas cosas después de comer, ¿Necesitas algo?- Me pregunta mientras ella se sienta y yo me como un pedazo grande de lasaña.
-Está muy Rica -Sonrío- y no, no necesito nada.
Escucho el timbre y de mala gana voy a abrir la puerta. Odio que me interrumpan mientras como, y mucho más si es lasaña.
-Así que tú eres el desafortunado que ha interrumpido mi comida- Cruzo los brazos y veo a Esteban mirándome- Pagarás muy caro por eso.
-¿Y ahora que hice?- Me pregunta preocupado.
-Era broma, Enano -Sonrío- Pasa, ¿Quieres comer? -Le pregunto mientras cierro la puerta.
-Solo quería saber si querías salir a dar una vuelta conmigo.
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Querido Zack
Teen FictionSamantha, una chica de 17 años. Estudiante del instituto de Boston. Decide investigar la muerte de su mejor amigo. Trata de hablar con el a través de cartas que sabe que no serán respondidas, pero le sirve como un método de desahogo. Ella y Zack era...