La mayoría de las personas que entran en mi vida son como estrellas fugaces. Muchas me llenan de ilusión y terminan por irse tan rápido que no me da tiempo de decir "adiós". Nunca hubiera imaginado que Zack se convertiría en una de esas personas.
Ni siquiera tuve el valor para decirle a Zack lo mucho que lo quería. Cuando se fue yo estaba molesta... conmigo, con él, y el mundo entero. No podía entender por qué lo hizo... y a decir verdad hasta el día de hoy tampoco logro entenderlo.
-¿Qué? -Le pregunto a Esteban- ¿De qué estás hablando?... ¿Cómo que conociste a Zack?- Me acerco a él cada vez más.
No podía creer lo que me acababa de decir.
-Zack era mi vecino -Dice Esteban casi susurrando- También podría decirse que fue mi amigo.
Esteban no me miraba, pero yo sabía que estaba triste, lo sentía en su voz y en la forma en la que estaba. Llevaba puesto un gorro negro que dejaba al descubierto unos desordenados mechones de cabello. Tenía sus manos en su chaqueta roja, y se estaba mordiendo el labio.
Al parecer no era la única persona que le dolía hablar sobre el tema, pero a decir verdad... Nunca lo hubiera imaginado. Fui muchas veces a la casa de Zack junto con Germain, pero nunca ví a Esteban... ni una sola vez. Y Zack tampoco me habló de él.
Me quedo sin decir nada. No tengo palabras para expresar lo que siento ahora... tal vez estoy confundida. tengo muchas preguntas.
-¿Desde hace cuánto lo conocías?- Decido preguntar.
-Hace... bastante tiempo. -Me mira- Lo siento, ya tengo que irme -Dice y se da la vuelta.
No lo detuve... no porque no quisiera, si no porque sabía que él estaba lo suficientemente triste cómo para seguir hablando. Y a decir verdad... yo también lo estaba. Aún no podía creer que Esteban había conocido a Zack.
-¿Sam? -siento a Germain tocar mi hombro- ¿Todo bien?.
-Sí -Digo sin darme la vuelta.
-¿Estás segura?.
-Sí, estoy bien. -Digo firme. No quiero que me vean mal otra vez-.
-¿Te comerás tus donas?- Pregunta Germain.
-Ya no tengo hambre. Puedes comerlas tú si quieres -Me doy la vuelta- Iré al baño... quiero estar sola.
Es lo último que digo antes de darme la vuelta y salir casi corriendo de ahí.
No fui al baño cómo le dije a Germain que iría. Me dirigí al patio del instituto para sentarme debajo del árbol más grande que había. Me gusta estar ahí. Mi mente puede sentirse tranquila... no del todo, pero es suficiente para poder pensar, ya que el patio es grande y la mayoría de las personas está en el comedor.
Presiento que alguien se sienta a mi lado y maldigo en mi mente. Al parecer nadie entiende lo de "quiero estar sola".
-Hola -No tengo que ser una genio para reconocer esa voz. A estas alturas ya me parece un poco irritante.
-¿Germain no te dijo que quería estar sola?.
-Sí, lo hizo, pero quería traerte tus donas antes de que él se las comiera.- Me entrega mis donas envueltas en papel.
las observo.
-¿Te dijo también que ya no tenía hambre y que él podía comer de mis donas si quería? -Le pregunto levantando una ceja-.-Sí, ya me avisó de ello, pero también me dijo que tú siempre tienes hambre, así que te las traje. -Dice y sonríe-.
-Gracias, pero no quiero comer nada ahora.
-Puedes guardarlas para después -él sonríe otra vez, y yo Suspiro-.
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Querido Zack
Teen FictionSamantha, una chica de 17 años. Estudiante del instituto de Boston. Decide investigar la muerte de su mejor amigo. Trata de hablar con el a través de cartas que sabe que no serán respondidas, pero le sirve como un método de desahogo. Ella y Zack era...