Capítulo cuatro

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Varios días pasaron, y la parejita ya pudo asentarse mejor, la pequeña estaba mucho más cómoda en la facultad con su nueva amiga Tzuyu, mientras que Sana notó una gran mejoría en Momo, y su raro comportamiento reciente.

Momo solo necesitaba acostumbrarse al cambio brusco, aunque haya vivido en Seúl por mucho tiempo, nada cambia el hecho de que se haya ido, estaba ajena, un poco oxidada de hacer sociales, obvio que en Japón tenía, y los amigos que aquí conocía no asistían a la misma universidad, y era complicado verlos, además de que no tenía muchos, por lo que prácticamente tuvo que empezar de cero si no quería ser una antisocial.

Pero para su suerte, Sana y Dahyun, pero la primera más que nada, logró integrarla junto a ellas dos, invitándola seguido a que se junten las tres, de todas formas la mayoría de veces también estaban el resto de amigas, y ya era pactado el almuerzo todos los días juntas.

Como Sana y Dahyun siempre se iban juntas, y por lo general después seguían juntas, varias veces llevaron a Momo con ellas, por impedimento de la mayor. A todo esto ya había pasado un mes, la relación de Momo con Dahyun ya estaba un poco más encaminada, ahora ya podían hablar tranquilamente y entablar una conversación sin intimidaciones de por medio, no eran las mejores amigas pero tenían trato.

Hoy, fin de semana, Sana y Momo decidieron ir de paseo al shopping, aprovechando que Dahyun iría al cine con Tzuyu, Sana texteó enseguida a su amiga para quedar en verse, a lo que esta aceptó de inmediato.

Habían acordado en encontrarse directamente en la entrada del recinto, y como siempre Sana llegó antes, aburrida en la puerta chequeando su celular mientras esperaba a Momo, no quería molestar a Dahyun con mensajes, por eso estaba en ese estado.

Y del otro lado de la ciudad...

Dahyun y Tzuyu ya estaban en el cine, decidiéndose por que película ver, no fue una tarea difícil, ya que la más pequeña estaba de acuerdo con todo, lo que no le costó mucho a Dahyun elegir una que sea más o menos de su agrado.

—¿Compramos algo de comer Tzuyu?

Era pasado el medio día, o sea que ambas ya habían comido hacía un rato en sus casas, pero no está de más preguntar, según la coreana.

—Mmm, ¿Unos pochoclos? — contestó insegura Tzuyu, más por tradición que por ella quererlos.

—Claro, unos medianos.

Ambas asintieron, por lo que tranquilamente fueron a hacer la fila para que les entreguen sus pelotitas blancas.

Paralelamente, en el shopping, se encontraba una Sana feliz, y media molesta por la irresponsabilidad de su amiga, que muy radiante llegaba 30 minutos tarde del horario pactado.

—¿Querés un reloj Momito? — la interceptó apenas llegó a su lado.

—Ay Sanis, ni que tuvieras algo que hacer.

Sana se tocó las sienes y se las masajeó un poco, odiaba la impuntualidad.

—¿Por qué tardaste tanto?

—Vine caminando.

—¿Te da miedo tomarte el bus?

—Quería caminar, como sea, no seas mala onda, ya estoy aquí.

—Tienes razón Momori, lo siento, entremos.

Y como dijo la chica, el par entró al shopping, emocionadas por recrear lo que tanto les gusta hacer juntas, otra vez, que cada tanto repiten, su paseo por las distintas vidrieras.

—¿Algún local en específico al que te gustaría ir primero?

—Ninguno, ¿Tú?

—Tampoco.

Third wheel || SaidahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora