Capítulo siete

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Apenas salió de ahí ni lo pensó, sus patitas empezaron a caminar, rápido, para salir lo más pronto posible de esa reunión, con la ilusión de desahogarse un poco.

Aunque hiciera frío no le importaba, tampoco estaba tan lejos de su casa, fue a un paso más veloz de lo normal, casi haciéndole doler. No fue hasta unos minutos después que sintió su celular vibrar.

Ni siquiera miró quién la llamaba, solo contestó mientras seguía andando.

Dahyun, ¿Qué pasó? ¿Por qué te fuiste así? — Sana siempre preocupada.

—Nada amor, solo me dolía un poco la cabeza. — la misma excusa de hoy.

¿Y por qué te fuiste así? Te hubiera acompañado. ¿Y qué es ese ruido de viento, estás caminando?

—Sí, me quería despejar.

Pero me estás diciendo que te duele la cabeza, ¿Segura que te sientes mal? — sonaba poco convencida.

—Sí Sanis, ya estoy cerca, te aviso cuando llegue. — cortó.

Lo que menos quería hacer era hablar con Sana.

Unos minutos después llegó a su casa, aún abrumada, se preguntaba porqué le estaba durando tanto aquel efecto, solo le tiene que dejar las cosas claras y ya, no debería tenerle miedo.

Entró por la puerta principal saludando a su familia y siguió de largo hasta su habitación, mandándole un mensaje a su novia de que ya estaba en su hogar.

Se bañó, un poco más calmada, su equilibrio no encontraba el balance, intentaba tranquilizarse pero un lado de su mente quería causarle un ataque de pánico.

Ama muchísimo a Sana.

Un rato después comió con su familia, para por fin dar por terminado aquel caótico día. Tenía los ojos super abiertos, sin una pizca de sueño, acostada en su cama se quedó mirando el techo, simplemente dura.

Ring.

Había recibido un mensaje, sin mirar quién era lo desbloqueó, suponiendo que era sana, pero no.

Momo

Mañana a las 6 a.m. en la plaza cerca de la facultad.

Le clavó el visto.

—¿Pero quién se cree?

Ni siquiera se gastó en contestar, estaba demasiado enojada como para eso.

Bloqueó el celular y lo tiró dado vuelta, pero un segundo después recibió otro mensaje, no hacía falta decir de quién.

Harta, volvió a desbloquear el celular para leer otro intento de amenaza.

Momo

Ni se te ocurra no aparecer.

Yo

👍🏻

—Conchuda.

Ahora sí bloqueó el celular, no, lo pensó mejor y lo apagó, ni siquiera le preocupó mantenerlo prendido para escuchar la alarma, total no iba a dormir, se sentía muy excitada para eso.

[...]

Son las cinco de la mañana y como predijo no pudo dormir ni quince minutos, se encontraba en la cocina, tomándose la segunda taza de café, porque por más que quisiera, a lo largo del día el cansancio le iba a pesar.

Third wheel || SaidahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora