Capítulo once

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Sana no iba a desistir de hablar con su mejor amiga, si es que aún lo sigue siendo, quiere una explicación de su parte, y con un toque de obstinación se lo hizo saber, que tenían que hablar, por lo que la mayor la había citado en su casa.
Y obviamente Sana aceptó, estaba fuera de su hogar esperando por su compatriota para hablar, pero esta no le contestaba el teléfono, por lo que optó por tocar timbre. Siendo la puerta abierta por la madre de Momo.

—¡Hola Sanita! ¿Cómo andás? — le dijo recibiéndola con una sonrisa.

—Bien gracias. — no tiene nada contra la madre de la otra japonesa, pero en este momento no tiene ni cinco de ganas de hablar con ella como siempre lo hace.

—Tu amiga está durmiendo, puedes pasar a despertarla. — la señora lo notó, que la menor está diferente, yendo directamente al grano.

Sana solo asintió y subió las escaleras directamente a la habitación de Momo, para hablar bien las cosas, un poco más molesta que racional, la mayor sabía que iba a ir ahora y ni siquiera fue capaz de esperarla despierta; abrió la puerta sin golpear, ni siquiera por las dudas y de una comenzó a mover a la mayor para que despertara.

Dando esto frutos, y a base de gruñidos, Momo abrió vagamente los ojos, exaltándose por el repentino movimiento, y con cara de sorpresa miró a su amiga.

—Sana, — tomó su celular y se fijó la hora — te dije que vinieras a las 6.

—Me dijiste a las 5 Momo.

—No-

—Ya estoy aquí. — la cortó sin dejarla terminar, y con un rostro serio.

—Bueno. — se resignó la dueña de casa, sentándose en su cama y acomodando un poco su pelo, con cara de dormida.

Sana hizo lo mismo, se sentó en la silla del escritorio frente a ella, y la miró fijamente, dándole a entender que el tema de conversación era claro, y que tenía que comenzar a hablar.

—¿Cómo estuvo tu fiesta con los ácaros? — le preguntó Momo sonriente, tratando de mantener un diálogo llevadero, como siempre hacían.

—Bueno, aunque sea lo notaste, y supongo que también sabes el motivo de porqué estuve faltando.

Ahí se le fue la sonrisa a la mayor, e intentó victimizarse, ya se veía venir esta conversación por lo que estuvo pensando qué decir, nada que no hubiera planeado antes.

—Estás aquí por Dahyun. — le dijo en tono de afirmación, tenía que mostrarse segura.

—Más claro échale agua. — Sana no quería mostrar su descontento, inicialmente quería hablar civilizadamente, pero lo veía difícil. Tenía aún mucha bronca.

—Bueno... En realidad no sé qué decir.

—¿No sabes qué decir? — la miró incrédula.

—Pues no. — su cerebro comenzó a organizar las palabras correctas.

—Me robaste a mi novia.

—Ex, y no la robé, ella se me confesó, me prefirió a mí, y a lo mejor deberías plantearte el porqué, ese "mi novia" suena muy posesivo.

—¿Perdón? ¿Me estás diciendo posesiva?

—No lo sé, a lo mejor Dahyun se sentía asfixiada. — la portadora de estas palabras estaba sonriendo por dentro, y espera que su manipulación funcione.

—No, eso no es cierto, jamás fui así con ella.

—¿No te dijo las razón por la cuál terminaron? — preguntó expresando misterio.

Third wheel || SaidahmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora