VI

30 4 1
                                    

¿Era tu forma de vestir? ¿Andar? ¿O hablar? La que me traía loco cada que te veía pasar. 

Aquel diciembre que estuvimos juntos, me regalaste una cajita de color marrón, recuerdo tanto que dijiste "no la abras hasta el treinta y uno, por favor"

Te hice caso y espere por tu sorpresa, dichoso estaba al pensar que me querías otro año a tu lado. 

Llegó el día y abrí dicha caja, lo que vi dentro me había dejado sin palabras. 

Me habías regalado un anillo con mi nombre dentro de él, pero no fue eso lo que me sorprendió, fue el hecho de que: ¿Un anillo de promesa no se supone que es para dos? 

Llegaste a casa ese día y me alegré al ver tus dedos adornados con un anillo parecido al mío. Abrí mis brazos y dichoso te di un abrazo y un sincero gracias por aquel regalo. 

Omití el hecho de preguntarte si era una promesa lo que me regalabas, al momento que te vi con tu anillo no dudé en pensar que hacía juego con el mío. 

Tiempo después me dijiste que era un anillo que te regaló tu hermano menor, que lo que me habías dado era un anillo como cualquier otro. 

No dije nada y sonreí, menos mal no me regalaste una promesa, no hubiese soportado el dolor de llevar todavía en mi dedo, palabras que ya se llevó el viento.

Con cariño, Net.

Querida Venus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora