XIII

23 3 3
                                    

Prefiero guardar esta carta y nunca enviarla, tener con ella miles de dudas que me atormentan, porque mi cobardía nunca será capaz de aclararlas, y temo que la respuestas me lastimen más de lo que desearía. 

¿Todavía tienes contigo el anillo que te regalé? 

Espero conserves mi chaqueta violeta, no sería capaz de soportar que se la diste a alguien más. 

¿Encontraste a alguien que te haya dado un amor más valioso que el mío? No sabes cuanto ruego que tu respuesta sea negativa, mi lado egoísta no es capaz de aceptar que tu llegues a estar con alguien más.

¿Recuerdas el primer día que nos conocimos? Fue un encuentro algo violento, pues me gustabas desde hace mucho tiempo, pero no era capaz de tener el atrevimiento y preguntarte si querías salir luego.

-

Solo deseaba llegar a casa y que este día terminará. 

Me subí al autobús de regreso a mi hogar, no había ningún lugar disponible para sentarme, así que me agarré fuerte de un asiento, y espere de pie mientras llegábamos a mi destino.

Un chico alto de cabellos castaños y sonrisa chueca, volteó a verme, sentí que me miraba con tanta intensidad, que solo pude girar mi rostro para evitar verlo. No quería que notará lo mucho que me atraía, ni tampoco hacer el ridículo frente a él. 

No me dispuse a prestarle atención, solo esperé parada tras parada, a que el vehículo público pasará por el lugar de mi residencia, para así poder bajarme. 

Unos cinco minutos más tarde, ya estaba a punto de llegar, pero me apresuré y lo único que sucedió, fue que caí de espaldas, saltándome mi parada y esperando de nuevo a que este largo trayecto terminara.

No le di importancia, sin embargo estaba enojada porque me tenía que bajar en la siguiente parada.

El chico que hace un rato me miraba con intensidad (y robaba mis suspiros), ahora estaba a mi lado preguntando si me encontraba bien o si requería algún tipo de ayuda. 

Nunca he sabido como controlar lo que siento, así que la única solución razonable que pude concretar dentro de mi emociones, fue alzarle la voz y decirle que se fuera con su caballerosidad absurda a otro lado, que yo no necesitaba su falsa empatía.

Quien diría que luego de ese suceso, comenzaríamos a frecuentarnos más, que hace rato tu te estabas llevando mis suspiros y que desde hace un tiempo tu corazón latía fuertemente por mi. 

Lo que pasó después, ya es historia, pero solo quiero que sepas que dentro del ser egoísta y narcisista que habita en mi, solo buscaba a alguien que me amara más de lo que yo me amaba, y logrará llenar los vacíos que llevaba dentro.

Te amo, pero amo más mi libertad.

Te quiere, Venus.

Cabe aclarar que ella nunca entregó la carta, es como un borrador que conservo para si misma.

Otra cosa que vale la pena recalcar, Venus escribió la carta hace meses.

Querida Venus.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora