Parte 11

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Me acabo de dar cuenta que la mayoría de los capítulos tiene más de 500 palabras, algunos hasta 1000 cuando se supone que no llegarían ni a 500 cada uno xD

Lena subio a la azotea de su edificio sintiéndose una estúpida.

Tenía días sin visitar su propio hogar por miedo a encontrarse con Kara.

Que tan patético era eso, no creen?

Se sentó en la barandilla mirando el vacío en sus pies, sintiéndose de alguna forma libre.

Sintiéndose más grande que el mundo, como siempre que subía ahí. Las personas y los autos parecían pequeñas hormigas.

Las luces de la ciudad relámpagueaban como estrellas a sus ojos y el ruido de los autos le llegaba como el silbido del viento.

Ya no lloraba, ya lo había echo lo suficiente. Ahora sus ojos estaban secos.

No era ni una tercera parte de lo que había sido hace unas semanas.

Se sentía tan pequeña.

Tan patética.

¿Cómo no se dió cuenta?

Ahora que lo pensaba las señales habían estado ahí, pero ella estaba tan cegada que no se había dado cuenta.

Que idiota.

Se puso de pie y el frío viento la hizo estremecerse.

Inhaló profundamente.

Por un momento las voces en su cabeza se habían detenido.

Hasta que...

—Lena baja de ahí por favor —escucho el grito asustado de América, que la hizo girar rápidamente a mirarla, casi trompezando con sus propios pies en el proceso —Mas despacio joder! Vas a caerte de ahí —chillo llevando una mano a su pecho.

Lena rodo los ojos.

—¿Cómo sabías que estaba aquí?

América de cruzó de brazos.

—No me contestabas el teléfono... Siempre que estás aquí arriba, no respondes el maldito teléfono.

Lena asintió. Por supuesto que América no olvidaría eso.

—Quiero estar sola Amy.

América nego.

—No vayas hacer una locura cariño. Por favor, por favor piensa en mi —rogo mirando a su marido que se acercaba lentamente a la pelinegra tratando que está no se diera cuenta, pero Lena lo vio

—No seas tonta América, no voy a saltar —murmuro derrotada.

América trago pesado.

—Entonces baja de ahí, puedes resbalarte y caer. —aconsejo persuasiva.

Negó

—Estar aquí me relaja. —dijo extendiendo sus brazos y sintiendo la brisa. Acción que casi hace entrar en pánico a su amiga, al verla tambalearse ante el fuerte aire que azotó en ese momento. Lena se recompuso riendo.

América la fulminó con la mirada..

—Lena.. —regaño. —haras que me dé un infartó.

—No voy a irme de aquí, —advirtio, antes de agregar ante la mirada molesta de su amiga — pero puedes quedarte y ver que no cometa una locura. No soy suicida —se burló con cinismo.

América apretó la mandíbula. —No eres graciosa, sabes que odio las alturas y que siempre he odiado que subas aquí.

Mike intervino.

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