¿Me lo merezco? ¿Estuve haciendo algo malo y esto es mi castigo? ¿Dios soy... soy mala hija?
Esa misma noche, muchas preguntas rotaban en la cabeza de Abbie, habían pasado tres horas desde que todos se durmieron y ella era la única que no podía echarse la siesta.
Se encontraba sentada sobre el filo de su cama mientras jugaba con el hilo de su pijama, lo enredó en su dedo anular y estiró rompiéndolo.
Así como su vida.
Su vista bajó a su brazo, hizo muecas por las cortas rayas recientes que se había tatuado con el pedazo de espejo que ella misma rompió.
Soltó un suspiró y dejó caer con cuidado su cuerpo a la cama. Se escuchaba la lluvia densa, no había dejado de llover en toda la noche y eso también la tenía con miedo.
No había sabido nada de Bills, tampoco se había asomado por su ventana para saludarla y empezaba a intrigarla, él no se desaparecía y peor, toda una semana.
Y si fuese así, él siempre iba a buscar la manera para que Abbie supiera de su paradero. Bastaba con una carta escrita mano o con su silbido.
Empezaba a extrañarlo.
Abbie cerró suavemente sus ojos conciliando el sueño por unos segundos, su cuerpo estaba dejando de sentir dolor y empezaba a acoplarse, pero el estruendo de gritos la hicieron nuevamente despertar.
Ella parpadeó varias veces con fuerza, no sabía si esos gritos eran nuevamente sus padres o si provenían de afuera.
Concluyó por la segunda opción y Abbie corrió velozmente a la ventana.
Un grupo de hombres tenían a Bills en el suelo bajo la lluvia, se retorcía del dolor y tenía mucha sangre en su rostro. Abbie tapó su boca con las palmas de sus manos reprimiendo un grito cuando Bills se levantó tambaleándose y le dio un gran golpe grande a uno de ellos, ni siquiera logró tumbarlo.
Solo se ganó un puño en la costilla.
Ella vio por toda su habitación algo con que defenderlo y sin poder encontrar nada solo el pedazo de vidrio salió brincando la ventana con él en la mano.
Caminó directamente a uno de ellos, pero cuando estuvo a punto de enterrárselo en su espalda, sintió unos brazos delgados en su cintura.
— Abbie. —vio los labios de Bills pronunciar su nombre lentamente antes de que cayera al suelo inconsciente.
Desesperada y angustiada, miró a su hermano Will y él la empujó lejos.
—¡Lárguense! —le gritó al grupo de niños, por la capucha Abbie pensó que eran personas mayores y resultaron siendo un grupo de niños en pleno crecimiento.
¿Por qué? Pensó.
¿Por qué lo golpearon?
Todos vieron a Will aterrorizados y salieron disparados por diferentes caminos.
Abbie sin pensarlo corrió tomando el rostro de Bills entre sus manos, repetía varias veces su nombre y no reaccionaba.
—No puedo dejarlo aquí. —Will negó —No puedo dejarte así, cariño. —abrazó el cuerpo del pelinegro fuertemente.
—Apártate Abbie, tenemos que llevarlo a casa.
Ella no rechistó, se alejó tomando una arriesgada decisión.
Will agarró a Bills por completo, su cabeza colgaba en la espalda del chico mientras Abbie alzaba sus brazos sosteniéndolo para que no pesara tanto.
Ambos corrieron sin zapatos a su casa y de inmediato fueron al cuarto de Allie tumbándolo sobre la cama.
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Para él©
Romance[Bilogía de romance: Libro 2] Abbie Roux es una chica que viene de una familia adinerada conformada de cuatro hermanos, hubieran sido cinco pero por motivos causados por el Señor Roux, eso se hizo imposible. Todos se la pasaban de pueblo en pueblo b...