Mort-dida ©
Capítulo 1
Era un viaje tranquilo, uno más para aquella delegación de estudiantes. Como siempre, los grupos estaban armados. Por un lado, los deportistas, por el otro, los llamados cerebritos, y por otro lado, los influencer. Todos en lo suyo.
No faltaba mucho para llegar a su destino en este nuevo viaje por el desierto. Eso, hasta que a una de las estudiantes del grupo de los cerebritos, llamada Catalina, le dieron unas enormes ganas de orinar. Por lo que se acercó tímidamente al chófer para comunicarle lo que le pasaba y pedirle que por favor detuviera el trayecto para bajarse a orinar en algún lado y seguir en marcha. Por supuesto que el conductor empatizó con ella y orilló el vehículo en un costado de la carretera cerca de una loma donde se veían unos pocos arbustos. Le dijo a Catalina que allí era un buen lugar para ir. Catalina, muy agradecida se dispuso a bajar, no sin antes pedirle a Rebeca -su mejor amiga-, que la acompañase. El viejo chófer se sonrío y pensó <<cosas de chicas>>. Así que ambas chicas raudamente se bajaron del vehículo ante la mirada atónita y los reclamos de los demás pasajeros. Pidieron disculpas y prometieron que regresarían muy rápido.Ambas chicas subieron por aquella loma, hasta llegar a los arbustos, donde Catalina haría lo suyo, pero Rebeca siguió caminando un poco más allá, y Catalina, al ver a Rebeca seguir de largo, también la siguió. El calor del desierto era demasiado y no tardó en hacer mella en Catalina, quien algo angustiada le pidió a Rebeca que parase porque ya no resistía más el calor ni las ganas de orinar;
-Rebecca, para un rato, necesito hacer un pipí -ya me hago -reclamó un poco enojada, Catalina.
-Catalina, es mejor ir un poco más retirado, no ves que nuestros compañeros pueden seguirnos y tratar de mirar tu blanco y despampanante trasero.
-¡¡¡Rebe!!! La cosas que dices, pero ya no doy más, en serio, para.
-¡Ven por acá!, aquí podrás orinar tranquila -le dijo a su amiga.
Cuando llegaron, miraron por todos lados por si acaso algún compañero las había seguido, y al sentirse solas y seguras, Catalina, procedió a bajarse los pantalones y su ropa interior para por fin dar rienda suelta a sus necesidades fisiológicas, cuando de pronto vieron a unos metros entre unos arbustos, unas piernas estiradas con los pies hacia arriba, con unos pantalones militares y con bototos.
Las chicas quedaron asombradas. Al principio les dio miedo acercarse, pero la curiosidad les ganó y de a poco se comenzaron a acercar -A Catalina se le olvidaron hasta las ganas de orinar.-¿Estará muerto?
-¡Ay Rebeca! No creo, debe estar dormido.
-Cata, ¿cuándo has visto a alguien durmiendo en el desierto y a pleno sol?
-Buen punto amiga - expresó -¡Vamos Rebe! Volvamos al bus a buscar ayuda.
-¡Espera¡ Vamos a cerciorarnos si está muerto o no.
-Okey, pero hay que tener cuidado -dijo Catalina.
-¿Cuidado con qué, Cata? ¡Si está muerto! -habló un poco alterada Rebeca.
-¿Y si murió por el veneno de una serpiente, y está por aquí?
-A menos que haya sido por una boa gigante, porque fíjate en su aspecto y en su ropa. No tiene pinta de haber muerto así. Voy a ver si tiene alguna identificación.
-¡No lo toques! Estás contaminando la escena del crimen -exclamó algo asustada Catalina.
-¿Qué escena del crimen? ¡Ay Catalina! Estás leyendo muchas novelas policiales parece.
-No se trata de eso, pero piensa ¿Y si lo mataron? El cuerpo va a tener tus huellas.
-Ya amiga, no le pongas tanto, y ven a ver esto ¡Mira su rostro! -dijo Rebeca.
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Mort-dida
HorrorUn tranquilo viaje de estudios por el desierto, da inicio a un apocalipsis que pone en riesgo a la humanidad. Descubre junto a sus protagonistas, la causa, e intenta salvar el destino del planeta. Pero lo más importante, intenta sobrevivir y no ser...