Prohibido enamorarse ✅

Capitulo 25

Gia:

Hoy nos volvíamos a la ciudad. Estoy nerviosa porque no se que me tendrán que decir en el hospital. Intente comunicarme con mis padres pero con era de esperarse no me dieron señal de vida. A veces me pregunto porque decidieron tener dos hijos si nunca se hacen cargo. Después recuerdo que quieren a alguien que se quede con su dinero y la empresa.

Cuando tengo todo listo bajo, me sirvo un jugo y agarro unas galletitas de chocolate. Me sietno en la mesada con la mirada perdida. Mi hermano esta en coma, quedan solo tres semanas para que de una mínima señal. Después esta Logan que no se que me esta haciendo, los sentimientos que jure enterar. El sentimiento que prefiero dejar morir que arriesgarme y perder.

- Buenos días bonita - dice el.

-Hola - respondo seca, no por intención si no que tengo muchas cosas en mi cabeza como para seguir sus juegos.

- ¿Estas bien? - asiento - ayer no bajaste en todo el día, te fui a buscar pero estabas dormida.

- Me llamaron del hospital tengo que ir a contestar preguntas - suspiro - no puedo contestar nada, no se nada de ese día - confieso.

- Nosotros tampoco solo jugamos una carrera y lo encontré en una vuelta inconsciente - asiento mientras juego con el vaso.

Me gustaría saber que paso esa noche. Ahora que conocí a los chicos se que ellos lo llevaron al hospital. Pero me gustaría saber que paso antes de que ellos lo encuentren. Hay espacios en blanco que me haría mejor saberlos.

Después de un rato llegan los demás. Desayunamos todos juntos y emprendemos viaje de vuelta. No hablo en todo el viaje solo escucho la música mientras recuesto mi cabeza en la ventana.

Llego a mi casa y otra vez me inundo en la soledad. Me gustaría que mi hermano este acá pero no puede ser. Es loco como el destino tiene planes que uno no espera, te sorprende y muchas veces es buena. Pero otras no y esas son las que mas duele.

Voy a la cocina y agarro las llaves del auto. Pongo mi banda favorita y empiezo a andar hacia el hospital. Eso me pone nerviosa, esta parte se supone que lo tuviesen que hacer mis padres, pero como siempre somos solo nosotros dos contra el mundo. Ahora solo soy yo, apoyando a el mientras espero lo que sea que el destino tenga preparado para el.

- Buenos días - digo cuando llego a la recepción - vengo por el paciente Franchesco Cortes.

- Si - dice y marca algo en el teléfono - nos entregaron esto y nos dieron indicaciones de mostrárselo.

Me da una caja y la acepto dudando. Espero a que me diga algo mas importante pero solo se sienta y sigue con sus asuntos. No entiendo porque me pidieron que venga para esta estupidez. Aprovecho que estoy acá y subo a su habitación.

- Hola - digo sentándome a su lado - no quiero abrir esto sola - digo mirando la caja - aunque no me respondas prefiero abrirla con vos que sola en casa - digo y lo miro, esperando un movimiento pero nada - conocí a unos chicos, son buenos amigos, me gusta su amistad - sonrio recordando todos los momentos que pasamos juntos - creo que estoy sintiendo cosas por alguien pero tengo miedo de que pase lo que la ultima vez - cierro los ojos espantando los recuerdos - bueno, voy a abrir la caja.

A veces me siento estúpida hablándole a una persona que no puede contestar. Es como cuando chica le hablaba a los muñecos, solo que con el tengo la esperanza de que por mas que no me responda me escucha.

Abro la caja y encuentro fotos de el antes del accidente. Frunzo el ceño cuando aparece en un bar. La ultima vez que salió, me llamo un señor el estaba muy borracho, lo fui a buscar ahí. En otra foto aparece con una pareja de señores mayores, los cuales no reconozco. Aparecen mas fotos de el en diferentes lugares. Terminan las fotos de el y empiezo a ver fotos mías. En el colegio, en la cabaña, en la pizzería, en el centro. Un escalofrió recorre mi columna

- Franchesco necesito que despiertes, no se quien te saco estas fotos - dejo la caja de lado y me acerco para dejar un beso en su frente.

Me quedo un rato contándole anécdotas de nosotros de chicos y como la pase en la cabaña. Cuando creo que ya paso suficiente tiempo me levanto. Salgo del lugar y siento miradas, pero es todo por culpa de esa estúpida caja.