Capítulo 10: Año nuevo🌟

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Transcurrido apenas unos pocos días desde nochebuena y todavía no estaban del todo seguros de cómo es que sobrevivieron a la ocasión, sobre todo debido a los marcados altibajos seguían existiendo con respecto a temas que todavía necesitaban ser tocados entre ellos, fuese como haya sido, lo cierto es que para la pareja fue una ocasión muy especial así como significativa de principio a fin, por ello mismo también esperaban que esta noche viniera acompañada con su dosis de positivismo hacia su relación, sobre todo teniendo en cuenta que sus familias estaban reunidas conviviendo, o al menos con la disposición de intentar, quizás no llevarse bien, pero al menos con la debida cortesía entre sí... Casi todos lo estaban intentando por decisión propia y en un claro apoyo hacia su respectivo hijo, lo cual ambos agradecían enormemente. Como cualquier otra pareja, ellos deseaban que hubiese cierto grado de convivencia grata entre sus familias con tal de tener una linda unión a futuro así como su apoyo, pero tampoco estaban ciegos ante esa idea, muy por encima de si aquello no funcionara de una manera libre, realmente ninguno pensaba obligar a sus familias para mantener las apariencias ante nadie, ni mucho pensaban detener sus planes por el tropiezo en ese ideal, era algo que ninguno dudaba absolutamente, así como tampoco abandonaban la esperanza por tener a sus acompañándonos en aquel proceso estando tan unidas como fuese posible, o tanto como Yuugo lo permitiera, y es que ambos sabían perfectamente que el único con una actitud negativa ante su relación amorosa es el terco azabache de betas blancas, aquello era tanto obvio como sumamente frustrante; les quedaba claro que los otros miembros de sus familias no tenían problema en hacer el intento por simpatizar con él hombre, pese a la mala actitud demostrada por este, lo cual angustiaba bastante a Emma, ya que sabía la razón tras aquel comportamiento adoptado por su padre, y le dolía demasiado ver que su error aun lo atormentaba de esa manera tan notoria.

No importa edad o tiempo, ella siempre fue consciente de que todas las acción que tuvo hace siete años tendrían repercusiones en su familia, pero no llegó a imaginarse que serían tan duraderas y dolorosas, tuvo la esperanza de que el tiempo la ayudará en aceptar su pesado cargo de conciencia, pero en esos momentos le era tan difícil.

Jamás dudaría en reconocer sus errores ni su responsabilidad en el daño hecho a su familia, así como la falta de conocimiento sobre que podría tomar para resarcir el dolor causado con su propia necedad, siempre supo que tomaría paciencia y tiempo, pero mientras más lo pensaba, más frustrada se sentía al ver que precisamente el tiempo no parecía querer ayudarla y las cosas podrían empeorar en cualquier momento reventando lo que se esforzaba en construir tanto a su alrededor como en quienes estaban ahí, era una sensación sofocante, sin embargo, ni asi lograba dejar de adentrarse en cada uno de sus hipotéticos callejones sin salida, tanto, que sin darse cuenta comenzó a frotar de manera constante y con fuerza su muñeca derecha en un vano intento por eliminar la presión que comenzaba a sentir en ese momento, mientras su mente buscaba una manera de desviar sus pensamientos hacía cualquier otro camino, algo que de manera inconsciente la ponía más ansiosa al no poder conseguirlo, siendo un claro signo de ella la molesta vibración en su pecho y ese incómodo vacío en su estómago, así como el mareo de siempre, realmente comenzaba a sentirse muy mal; al menos hasta que el suave y cálido tacto de su novio detuvo sus acciones compulsivas haciéndola consiente no solo de estas, si no que gracias a sus propias acciones esa área ya comenzaba a doler. Era una idiota por dejarse llevar de esa manera estando al lado de Ray.

Hacía ya varios años desde que justamente ese comportamiento se hizo presente en su vida, y desde ese instante le desagradó por completo la idea de que en algún momento alguien llegase a notarlo, pero precisamente el que su novio fuese quien además de estar al tanto de él y ser quien mayormente la detenía, le generaba bastante vergüenza y un poco de alivio a la par, ya que para bien o mal, Ray estaba al pendiente de cada uno de aquellos detalles exteriores en su tan loca persona; pero en esos momentos optó por dar paso y prioridad a la vergüenza, así que desvío la mirada con el calor apoderándose caso por completo de sus mejillas, su Ray era demasiado dulce y paciente con ella, absolutamente nadie la conocía mejor que él, por supuesto que su madre también la conocía, pero tratándose de Ray, siempre sería diferente.

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