CAPÍTULO 10: "SENTENCIA"

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Binghe, justo en este instante podía sentir como algo florecía dentro de su cuerpo, algo más allá que un simple calor. Era una sensación fantástica que se mesclaba con el deseo y la gran devoción hacia su maestro. Era un placer frenético que no lo dejaba pensar, que invadía su estómago con mil mariposas y hacia retumbar su corazón en sus oídos.

El píe de su maestro, en completa desnudes, ahora presionaba ligeramente su miembro, acariciando la zona de forma delicada y tortuosa, para pasar el dedo gordo por la punta húmeda.

—Shizun...E-Espera—Binghe, apretó con fuerza las ropas que colgaban por los muslos de su maestro, intuyendo con algo de miedo lo que Shen Jiu quería hacer y eso fue justamente lo que hizo. El dedo de Shen Qingqiu se retorció hacia dentro y la uña de este presiono su uretra— ¡AH!

El jadeo de Binghe fue armonioso en la habitación y Shen Jiu empezaba a sentir cierta satisfacción al ver como la boca del pequeño se habría constantemente junto con su respiración agitada y como unas lágrimas, ya sea de placer o dolor, se asomaban por esos ojos inocentes.

Los dedos del maestro acariciaban el miembro con cierta elegancia, bajando lentamente por el "tallo", para luego dar una subida más rápida y apretar la punta. Binghe, admiraba sus propias manos que apretaba y rasguñaban las ropas de su maestro y a veces las alfombras, viendo como temblaban por estos raros sentimientos e intentaba mantenerse derecho.

Su corazón se sentía estar volando y su mente casi viendo el cielo.

Sus ojos cristalinos se atrevieron a mirar los hermosos esmeraldas de su maestro y apenas podía divisar si este sentía lo mismo que él o su mirada era igual de seria que siempre, pues la vista se le ponía cada vez más borrosa.

Binghe, no sabía que esto solo había hecho nacer pensamientos pecaminosos en su maestro.

Pronto el dedo gordo de Shen Jiu se separó de los otros y dio paso a un pequeño círculo entre sus dedos, en donde comenzó a presionar sobre la punta del pene del menor, intentando que se introdujera.

—Maldita bestia... ¿Te gusta? ¿Te gusta que te duela, verdad?—Shen Qingqiu, sonrió, sin notar como sus palabras habían salido con un aire caliente.

Sus ojos afilados parecían reírse con cada jadeo y gemido de Luo Binghe, llenándose de un deseo malicioso por hacer que el pequeño sufriera mientras obtenía lo que quería, mas este parecía igualmente disfrutarlo y eso hacía temblar su cuerpo nerviosamente. Sus pensamientos cada vez más divagaban en lo que era correcto y lo que no, y ahora mismo estaba lleno de pensamientos "ilegales", imaginándose a Binghe siendo sometido por su propia mano y no por su píe.

Anhelando un roce más cercano.

Su cordura parecía tan lejana ahora mismo.

— ¡Ah! ¡Ah! Shizun...M-Me gusta, Ah—Luo Binghe, apretó los dientes con fuerza, sintiendo como su miembro se introducía entre los dedos de su maestro. Con desesperación se atrevió a acercarse más a Shizun y rodeo sus manos por sus piernas, buscando algo de tiempo, porque sentía que se moriría de alguna manera. —Me gusta...P-Pero es demasiado.

— ¿Debería hacerlo con los dos pies?—Shen Jiu, abrió sus piernas cruzadas para darle a Binghe la señal de que le sacara el otro zapato.

El menor solo pudo sonrojarse.

Su maestro estaba siendo extrañamente cooperativo y hablador...

—Shizun...Yo quiero tocarte—Su mirada era decidida.

El Orgulloso camino del villano escoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora