Chocando con el destino - Malec

Cap. 7

Deje el par de papeles sobre el escritorio sin dejar de mirar la hora una y otra vez, ayer fue perfecto. Magnus era perfecto, la cena no había sido más que deslumbrante y acogedora, mis dedos aun sentían el contacto de su piel al bailar, su cabeza recostada sobre mi pecho mientras apretaba su cintura con gentileza oh el como susurre dulces palabras junto ah su oído mientras lo sentía desfallecer sobre mis brazos, las risas ahogadas, las caricias furtivas eh incluso el silencio de la habitación.

Todo pasaba sobre mi cabeza cual película preguntándome cuando es que volvería ah sentirlo tan cerca y el como quería una segunda cita pronto. Por ahora solo podía esperar que el reloj avanzara para poder salir de estas cuatro paredes de cristal y esperar ah encontrarme con ese bello chico de ojos exóticos en la cafetería de Jaces justo después de recoger ah los niños en la escuela.

Mis dedos cosquilleaban por arrojar todo, mi frente sudaba y mi corazón latía, todo pasaba en cámara lenta ah mi alrededor, el sonido de los coches fuera del edificio era nítido, no hacia calor pero percibia una oleada golpeandome, quite mi chaqueta comenzando con el brazos derecho primero y una vez que fue retirada del otro la deje descansar sobre el respaldo de la silla subiendo las mangas de mi camisa blanca una vez que concluí.

Suspire frustrado tratando de concentarme, mi cuello y hombros estaban tensos, mis manos sudaban sintiendo mi boca seca hasta la garganta. Un movimiento más y podría salir corriendo de esta oficina, solo un poco más y estaría frente a ese chico de ensueños.

Suspire. Respire hondo y finalmente pestañe una vez más antes de mandar todo a la mierda y salir casi volando de mi de pronto encerrada oficina.

- ¿Nos vamos, Clary? - sonreí deseseperadamente una vez frente a ella - Si salimos justo en unos minutos llegaremos temprano con Jace -

- Falta esperar a Izzy - ríe entendiendo perfectamente mi comportamiento - creeme, ese chico no irá a ningún lado, por lo menos no sin ti - menciona guardando unos libros en su pulcro escritorio - se que es creer que encontraste a la persona correcta en cuanto la vez, lo viví con tu hermano. Todo salio bien desde el comienzo y tú mereces la mayor de la felicidad, todo esta bien - reafirma tomando una de mis mejillas entre sus dedos - respira, detente y disfruta lo que el destino te pone enfrente, te aseguro que algún día me lo agradeceras -

Sonreí un poco agradeciendo sus palabras, aún cuando no deseaba apresurar las cosas con el moreno era precisamente en eso en lo que no dejaba de pensar. Quería las flores, los chocolates, las cenas a la luz de la luna, la casa, los hijos... lo quería todo.

Nunca se lo diría a Izzy en voz alta, pero estaba más que complacido por lo que ella hizo por mi, haberme presionado para mirar a cada chico de ese café y caer en cuenta que la persona que planeaba fuera mi futuro estaba ahí. Era tan irracional y poco probable, y no podía importarme menos.

- ¿Listos? - mi hermana nos sonrie a ambos y no puedo más que abrazarla unos segundos antes de partir rumbo a la escuela.

Miró distraidamente mi reloj un par de veces anhelante de ver a los niños, Máx y Rafa se habian vuelto inceparables desde el segundo en el que se vieron, aún cuando deseaba y estaba casi seguro sobre lo que me deparaba con Magnus no podía no pensar en todas esas cosas que solían acabar con las relaciones y el como puede afectar a nuestros hijos, más cuando ambos paracen no querer separarse jamás en la vida.

- Ya casi llegamos -

- Muero por conocer a Máx - añade Clary con una bonita sonrisa - Rafael no dejaba de hablar sobre él cuando lo lleve a la guardería para que Alec terminará con el papeleo -

- Es un niño muy dulce - suspira Izzy - pero también es un poco distante, solo con Magnus y el pequeño demonio parece tranquilo -

Estacione el coche con veracidad no tardando mucho en bajar de él con las chicas, eran varios los niños que comenzaban a salir de la puerta principal corriendo a las brazos de los diferentes adultos que venían por ellos. Ambas no dejaban de hablar mientras yo solo miraba la puerta en espera de los chicos, hasta que miré a los míos.