- ¡¿Ella?! ¿Quién es ella? - trato de no sobre exaltarme tanto - ¿Porque... Máx -
- Yo... - evita mi mirada y sé, por que es mi hijo, que esta avergonzado - ella... me dijo que... que papi no me quería... que me tenia lastima... porque soy huérfano -
- ¿Quien? - insisto apretando mis labios para no gritar - ¿Quién te dijo eso? -
- Una niña... - gimotea bajito - ella... su papá... su papá... ella escucho a su papá -
Suspiro frustrado sintiendo una furia desbordándose por mis entrañas, deseando con todas mis fuerzas que algo o alguien me ponga a ese imbécil de frente.
- Máx, mírame - le digo levantando su cara para limpiar sus ojos con mis pulgares - Necesito que abras tus hermosos ojos y me escuches, ¿de acuerdo? - asiente dudoso.
- ¿Vas a dejarme? -
- No, no... por supuesto que no - aparto sus temores - a mi no me importa si no llevas mi sangre en ese hermoso corazón tuyo, tú eres mi hijo, y nadie debe... nunca, jamás cariño decirte que vales menos solo porque no llevas mi sangre, ¿oíste? - lloriquea silenciosamente sujetándose con fuerza de mi ropa, temiendo que me vaya - te convertiste en mi mundo entero en el segundo en que te tuve entre mis brazos y voy a protegerte por el resto de mi vida por que te amo, yo te amo... y nadie... Máx yo te amo - cuando menos me doy cuenta yo también estoy llorando, siento la rabia, la impotencia de saber que alguien lastimo de esa forma a mi hijo, a un pequeño niño de cuatro años que no tiene la culpa de ser dejado por quienes le dieron la vida.
- ¿Si me amas? -
- Lo hago, ¿Cómo no podría amarte si eres mi vida entera? eres la persona más grandiosa del mundo y si alguien no ve eso, no merece tus lágrimas, amor -
- Lo siento... lo siento... yo también... yo también amo a papi - repite desesperado restregándose contra mis ropas mientras lo arrullo entre mis brazos.
- Shh, esta bien, todo esta bien -
Bajo las escaleras del edificio casi una hora después sintiendo a Máx completamente dormido. Mi cabeza iba a explotar si no salía de ahí, si no pensaba las cosas con claridad antes de cometer alguna locura de padre furico.
- Maia - captó su atención - sé, sé que te dije... que no necesitaba ir a casa - en ningún momento había dejado de llorar - pero yo... -
- Claro, tomate el resto del día -
- Maggs - Alexander me llama casi corriendo a mi lado de la preocupación - ¿Qué pasa? -
- Quiero salir de aquí, ¿Puedes ayudarme? ¿Puedes llevarme a casa? -
Él asiente, tan amable como lo era no quería abusar de su bondad, pero quería salir de aquí, deseaba con todas mis fuerzas destruir algo y lo último que necesitaba era perder mi trabajo por un imbécil.
- Vamos a mi casa - toma a Rafael entre sus brazos quien no deja de desviar sus ojos entre mi hijo dormido y yo.
- Estoy bien - le digo, sosteniendo su pequeña mano un momento - estoy bien -
Asiente cauteloso para después salir del local, tome asiento en la parte de atrás no queriendo soltar a mi pequeño y dejando que Rafael se recargue sobre mi costado.
Había tantas cosas que no entendía, y la ignorancia humana era sin lugar a dudas una de ellas. Se suponía que esa guardería era un lugar seguro para dejar a mi hijo mientras trabajo, un lugar en donde no debía ser herido de ninguna forma, donde debían cuidarle y darle la atención que necesita.
ESTÁS LEYENDO
Chocando con el destino - Malec
FanfictionAlec Lightwood, con 25 años, es padre soltero de un pequeño llamado Rafael. Su trabajo siempre lo ah mantenido ocupado, sin embargo, siempre tiene tiempo para su pequeño de 8 años. Magnus Bane, con apenas 19, había sufrido de violencia domestica por...