XIX

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MI AMOR

A las dos horas de haberse marchado, ambas llegaron a la vez y se sonrieron.

La elfa llevaba una pequeña bolsa en la que había guardado las cosas más esenciales, agradeciendo la ayuda de Elena con la excusa para poder marcharse de casa.
    
    
     — Albi...

     — ¿Nat?— sacó las alas con una agilidad impresionante, volando hasta el lado de su chica, apoyando la mano en su pequeña bolsa.  — ¿Qué llevas ahí...?

     — Bueno, la verdad es que un poco de ropa... y bueno, mi libreta junto a mi pequeño estuche... y puede que el ukelele para componer...— habló con tanta timidez que causó que el corazón de la rubia se deshiciera de ternura.
    
    
Como aquella primera vez que lo hicieron, Alba abrazó a Natalia y voló hasta la otra orilla, donde cuando pusieron los pies en el suelo la primera le cogió la bolsa y la cargó sonriente. Caminaron cogidas de la mano. como ya era costumbre en ellas y cuando se acercaban, vieron a Marina salir con una sonrisa.

Entraron finalmente y la anfitriona preparó una habitación de forma que pudiera estar lo más caliente posible, quedando ambas solas en aquella preciosidad de hogar.
     
     

      — Albi, me sabe mal haber echado a tu hermana...— susurró Natalia con pena, mientras abrazaba a su rubia.

     — Mi hermana vive más lejos con mi madre y mi padre, solo vino de visita...

     — Pensaba que...— mis mejillas se tiñeron de rojito por la vergüenza, y me abstuve de levantar la mirada del suelo.  — Como yo y Elena sí vivimos juntas en la casa de arriba de nuestros padres...

     — Aquí las cosas son diferentes...— le alzó la mirada y sonrió al ver sus preciosos ojos.  — Va Nat, ponte el pijama y nos vamos a dormir...
     
     
Asintió con un poquito de vergüenza ya que realmente tenía más sueño del que ella se pensaba y cerró los ojos. Cuando sintió la calidez de la piel de Alba alejarse, volvió a abrirlos y con un paso lento por la curiosidad de ver los cuadros y fotografías que habían decorando pasillos  y estancias, se dirigió a la habitación que acababa de decirle Alba.

Para su sorpresa se encontró allí su bolsa, a decir la verdad, en aquel momento ni siquiera se acordaba de ella. De dentro, dejando apoyado en una de las paredes el ukelele, sacó la poca ropita que había traído, quitándose con lentitud la que llevaba puesta, y cambiándolo por una camiseta de  su padre que le iba gigante y unos pantalones largos pero no muy gorditos.

Con el pelo recogido en una coleta un poco despeinada, apareció de nuevo en el comedor por la espalda de una rubia preciosa que iba con un pijamita de señora mayor, abrazándola.
    
    
     — Hola guapa.— habló provocativa.

     — Hum hola...— susurró con dulzura mientras acariciaba las manitas con dedos largos que reposaba en su abdomen.

     — Hola... ¿Quieres que vayamos ya a la camita...?— susurró con el mismo tono de voz que había usado su novia, dibujando corazones en su suave abdomen.

     — Sí porfa... Necesito dormir abrazándote...

     — Entonces vamos... Dicen que mis brazos son de lo mejorcito para dormir.., calentitos y seguros.
    
    
La elfa cogió en brazos a la chica de la cual, acababa de asimilar que estaba locamente enamorada, y la llevó hasta su habitación tumbandola cuál princesa en la cama, para luego tumbarse a su lado.

Se estuvieron dando caricias, en el pecho, en la espalda, en el abdomen.., cambiando de posición; Alba encima de Natalia, al revés, una como cucharita pequeña y luego como la grande.., resumiendo, que no estuvieron quietas.

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⏰ Última actualización: Mar 08, 2021 ⏰

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