Ad Originem Capítulo 233 - Un muy inesperado retorno

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-Un muy inesperado retorno-



     Los presentes contuvieron el aliento, esperando la inminente colisión.

La 'Barrera de Luz' creada por el Noble Teniente Cienfuegos Arkil se veía bastante solida y emitía un muy cálido y confortante brillo que parecía apaciguar la mente de los presentes, como dando la sensación de ser imposible temer nada estando tras ella.

No obstante, el cegador estruendo originado por la poderosa Espada Legado "Magna" era tal, que aun estando bajo la protección del Escudo Rúnico "Perseverant" aunado con la poderosa 'Barrera de Luz', esa sensación de confort y calidez, rápidamente fue sustituida por una abrumadora y aterradora opresión desbocada.

El Noble Magistrado Cieloazul Caelos apretó con fuerza la empuñadura de su enorme mandoble y a falta de escasos dos metros de llegar a la ubicación del Noble Teniente Cienfuegos Arkil, lanzó un potente corte de arriba a abajo.

Este permanecía inmóvil, dispuesto a plantar cara al poderoso ataque de su adversario, teniendo su Hacha Rúnica "Iuris" extendida hacia atrás, preparada para atacar si conseguía parar el potente ataque de la Espada Rúnica Legado "Magna".

La colisión era prácticamente un hecho.

En ese preciso momento, un hombre de avanzada edad se deslizó en el último segundo muy velozmente, situándose entre medias de ambos Nobles y neutralizó el poder de la 'Descarga Eléctrica' con sus manos envueltas con el raro Atributo Elemental del Magnetismo.

Conteniendo absolutamente toda la Energía Eléctrica de la Espada Rúnica Legado "Magna" y manteniéndola inmóvil a escasos centímetros de su mano, sin aparente esfuerzo.

Dejando impactados a todos los presentes sin excepción.

Sobre todo al Noble Magistrado Cieloazul Caelos y al Noble Teniente Cienfuegos Arkil que eran muy conscientes del enorme poder que habría que tener para poder detener y contener semejante poder destructivo.

Y más aún, con tanta facilidad.

- Ambos... Detengan ya esta locura... ¿Acaso no son conscientes de que la gente de la villa les está observando horrorizados? ¿Cómo es posible que hayan tenido que llegar a este punto dos hombres de tal posición?
Preguntó el hombre de avanzada edad, de larga melena blanca y ropas elegantes de color azur con los detalles del atuendo y su escudo familiar de color bronce.

Hubo un silencio bastante extenso, pues los presentes trataban de asimilar lo que veían sus ojos.

Desde los involucrados en la pelea, así como los Magistrados y Asesores de la Asamblea y todos los observadores que se habían alejado temiendo quedar involucrados en ese último ataque.

Todos, a excepción de una persona que no estaba para nada sorprendido por esa repentina aparición.

- Siento que haya tenido que presenciar esta situación, viejo amigo. No esperaba que las cosas se tornaran tan feas... Así... así no es como debería haberse resuelto este asunto, debería haber sabido evitar llegar a este punto... Yo... Todo es culpa de este viejo inepto...
Se disculpaba el Noble Magistrado Cienfuegos Aravo que realmente lamentaba que la situación se le hubiera escapado totalmente de las manos.

- Tranquilo, no hay nada que hubiera podido hacer para evitarlo. No podemos controlar el corazón de las personas... Y realmente, soy yo el que debe lamentarlo y sentirse avergonzado. Me siento como un estúpido por no haber tenido la determinación para hacer lo correcto en su debido momento... No se apure Noble Cienfuegos Aravo, le agradezco que contactara conmigo y me pusiera al corriente de la situación.
Se lamentaba el anciano, con gran pesar. Incluso parecía que se le fuera a caer una lágrima de un momento a otro.

Ad Originem (Volumen 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora