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T/N

Cuando desperté lo único que llevaba puesto era el collar que Shouta me dió, estaba desnuda en su cama y sóla, mire en todas direcciones pero él no estaba ahí.

Tardé poco en dame cuenta de un olor muy familiar, olía a comida, pero no sabría decir a qué comida, cuando me levanté encontré mis bragas y su camisa en el piso, me las puse y salí a buscarlo.

Estaba en la cocina, en boxers y con su delantal.

- Buenos días, gatita dormilona.

- Buenos días, gatote madrugador.

- ¿Madrugador? Pero si van a ser las Diez. Alguien tiene el sueño pesado.- Se ríe.- Siéntate, te hice de desayunar.

- ¿Ah sí?- Dije sentándome frente a la mesita.- ¿Qué preparaste?

-Es algo muy especial.- Me dijo desde la cocina y yo seguía sin poder descifrar qué era.

- ¿Lista?- Dijo acercándose con los platos de ambos. Asentí con la cabeza llena de curiosidad, cuando dejó frente a mi un plato lleno de...

- No!- Dije incrédula al verlo.

- Sorpresa.

- ¿Hiciste chilaquiles?!

- Me los pediste en tu primera visita ¿Recuerdas? Busqué muchas recetas y creo que es lo más cercano a unos chilaquiles que te puedo ofrecer.

Apenas entonces reparé en que la mesa estaba puesta con un un plato con cebolla picada y queso rayado y tenedores en lugar de palillos.

- Eres el mejor novio que una latina en Asia podría desear.

Comencé a comer sin importarme las formalidades y eso parecía divertirle, no eran los mejores chilaquiles del mundo, había mucho que le faltaba por mejorar pero era el gesto más puro y dulce que podría haber tenido después de llevarme a México en un avión privado, por supuesto.

- Sé que deben ser muy diferentes a los de México, pero no sabes lo difícil que es conseguir los ingredientes.

- Eso no importa, es el esfuerzo que pusiste en regalarme un desayuno de mi tierra lo que más valoro.

- Me da gusto oír eso.- Dijo mientras comía tranquilamente.

Cuando terminamos me paré junto a la barra de la cocina mientras él lavaba los trastes, intenté hacerlo yo pero no me lo permitió.

Cuando terminamos me paré junto a la barra de la cocina mientras él lavaba los trastes, intenté hacerlo yo pero no me lo permitió

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Estaba contemplando mi obra en su espalda cuando alguien tocó el timbre.

Los dos nos sobresaltamos.

- ¿Esperas a alguien?- Pregunté con el estómago encogido, nadie podía verme aquí.

- No.- Respondió seriamente.- Ve a la habitación y cierra la puerta, yo iré a buscarte cuando sea seguro.

Eraser Daddy. {Terminada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora