Jimin inhaló y exhaló una y otra vez para calmar sus nervios, mientras esperaba que el a azabache llegara a la hora que había escrito en el papel.
— Cálmate Jimin ya hiciste la parte más difícil de confesarte. — Se dijo a sí mismo y oyó abrirse la puerta de la azotea.
Giró sobre sus talones y vio a la persona que estaba esperando. Había notado la decoración del lugar y ahora estaba perdido en ella.
Poco a poco se acercó a la mesa adornada con pequeñas velas y utensilios para la cena, la cual estaba cubierta con unas tapas.
Jeon no vio al de cabello negro hasta que este decidió salir de su escondite tan pronto como comenzó a buscarlo.
— Veo que decidiste venir... — Dijo Park, mientras se paraba a su lado.
— Si me hubiera quedado en mi habitación, hubieras ido allí por mí. — Respondió Jungkook, sin dejar de mirar la decoración.
Este río bajo — Supongo que tienes razón en eso.
— Tienes agallas, Park. — Le dijo Jeon, dignándose a mirarlo.
— ¿Porque lo que dices? — Preguntó curioso, mientras también lo miraba.
— Has ignorado las palabras de todos los que te rodean y tuviste las agallas de perseguir a un homofóbico del que te has enamorado sin motivo. — Respondió de forma sencilla.
— Si no lo hubiera hecho, no estarías aquí. — Sonrió con certeza.
— También eres descarado, pero ya que, supongo que eso es lo que me trajo aquí.. — Se encogió de hombros. — Tengo hambre, Park, así que siéntate.
Jimin tomó asiento al lado del azabache. Hubo un silencio incómodo durante unos minutos, pero el chico de cabello negro era experto en hablar con Jeon y en segundos ya habían entablado una conversación bastante tranquila.
Bueno, la mayor parte sólo hablaba Jimin..
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— ¿A que hora te vas mañana? — Preguntó Park, mientras saboreaba su helado.
— Por la mañana, otro paciente vendrá a mi habitación para ocuparla. — Respondió y copió la acción del otro.
