-Capítulo 15-

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Un mes...
Hace un mes que llegué a la universidad con grandes estándares para poder comenzar de cero. Conocí personas increíbles, y no lo voy a negar, también malas personas que me han hecho recordar antecedentes que quisiera dejar atrás. Y trato, trato de seguir sin que eso me afecte.

Es muy irónico como tu mente te hace una mala jugada, usando tus peores momentos a su favor y hacerte cuestionar todo lo que  en un instante creíste como un cuento con "final feliz".

Los estúpidos medicamentos ya no me sirven para nada, la ansiedad se volvió algo esencial en mi rutina diaria, pero lo peor de todo esto— si, hay cosas peores.—  Es callarme todo, hacer como si nada ha pasado y seguir...

Ya van 5 veces que Verónica me ha encontrado acostada en el piso de nuestra habitación, llorando en silencio para que las personas de las otras recamaras no oigan mi dolor. Ella por su parte no ha dicho nada, solo se tira a mi lado a esperar que me calme y pueda reponer mis energías, no me ha presionado para que le cuente la razón de mis actos tan repentinos, y no sabe cuánto se lo agradezco, pero, lo que más me llama la atención de su actitud en esos momentos es que ya no me dice esa oración tan patética: "Todo va a estar bien". Y es que ella ya sabe que esto no va a cambiar, esto no va a mejorar.

Por otro lado, Jane y ella han sido muy comprensivas conmigo, me dejan sola en los momentos justos y luego vuelven para ver cómo estoy. Al igual que Logan, él también es un buen amigo. Su relación con Verónica va avanzando de una manera impresionante, puedo confirmar que son el uno para el otro.

Stevan no ha vuelto a dar indicios desde el día que Jaden me llevo al campo de flores, aunque sé que no debería estar tranquila cuando un chico con problemas psicológicos va detrás de mí, eso no me afecta tanto como creí que lo haría al principio, solo es un loco más que quiere que me una a su juego, no soy tan tonta como para saber que soy una diversión para ese hombre, solo aparece para hacerse ver, para dejar claro que está detrás de todos mis pasos.

Recuerdo el momento en que ví a ese desgraciado, se aprovechó de mi estado y quiso abusar de mí, gracias a ese chico de ojos azules los planes de ese enfermo no se dieron.

Ojos azules... No he vuelto a ver a Jaden desde hace casi dos semanas, de hecho, nadie ha visto a el incógnito. Sonará loco, pero lo he extrañado tanto, y no solo hablo de su sombría e infeliz compañía, también me refiero a sus gestos, sus comentarios fuera de lugar, sus carcajadas al ver cómo cometía un error o solamente era la torpe Maia. La noche que me llevo a comer me sentí cómoda, no paraba de hablar de cosas sin sentido y él solo las escuchaba con tanta atención que temía que estuviera memorizando toda la información. Después de la comida me trajo hasta mi habitación, no le ví sentido al pedirle quedarse conmigo, sabía la respuesta a esa petición.

Las clases están iguales, son ellas las razones por las que me mantengo ocupada y algo estresada, ya no me da tiempo de pensar en cosas absurdas y creo que es algo bueno.

Mi móvil comienza a reproducir una melodía dulce, anunciando que tengo una llamada entrante, me levanto de la cama y tomo el aparato para aceptar la llamada y llevarlo hasta mi oreja.

Hola cariño, ¿cómo has estado?—oh mamá, si tan solo supieras...

—Hola mamá, estoy bien, ¿Tú qué tal?—me siento en la silla que está al frente de mi escritorio mirando un punto del suelo.

Me alegro tanto mi amor, yo estoy bien al igual que tu hermano, extrañándote como siempre—dice en un tono triste y decaído.

Yo también los extraño tanto, no me había dado cuenta de la falta que esas dos personas me hacen. Suspiro y ahogo un sollozo, no quiero llorar ahora.

—Mamá, yo también los extraño a ambos, muy pronto estaré de pasada por ahí y los visitaré, tan solo deja que arregle unos trabajos pendientes de la universidad.—Trago saliva y volteó la silla para ver mi portátil encendida—no te preocupes por mi, yo estoy bien.

Hija... Te entiendo y no quiero molestar, debes de estar exhausta, te escribo más tarde para ver cómo estás—la línea se queda en silencio por unos segundos—Te amo muchísimo hija, cuídate mucho.

Mi pecho se oprime y siento las lágrimas amenazando con salir. Es muy duro para mí dejar a mamá y a Noah solos, es complicado dejar a esas personas con las cuales estás terriblemente acostumbrado a vivir.

—Yo igual mamá, hablamos luego—antes de que diga algo, cuelgo la llamada y dejo el teléfono encima del escritorio.

No me gusta mentirle a nadie de mi familia, ellos siempre se han asegurado de darme lo mejor, sin contar las infinitas veces que me han ayudado a seguir con todos mis problemas. Sé que si les digo mi estado emocional y físico en este momento, no dudarán ni un segundo en llevarme de nuevo a casa.

Eso significaría: adiós universidad.

Veo la pantalla del portátil, ya he terminado todos mis trabajos pendientes. Ya sé, no debí decirle eso como excusa a mi madre, pero no tenía más opciones, simplemente fue lo primero que se me ocurrió, además, debo recuperar un poco mi aspecto antes de verle.

Me levanto de la silla y voy al baño para darme una ducha caliente. De reojo puedo ver mi reflejo en el espejo, tengo unas notables ojeras, mi cuerpo está perdiendo masa muscular poco a poco debido a que mi apetito a decaído estos días, mi piel está tan pálida que parece papel puro. Me quito todas las prendas y me  adentro en la regadera, la cual está dejando que finas gotas de agua caigan a los largo de mi cuerpo.

Me tomo de 20 a 30 minutos para reponer todas mis energías, al final yo solo sé porque lo hago, ya que, después tendré un ataque de ansiedad y todo se irá al inodoro. Seco todo mi cuerpo y me coloco una camiseta de seda celeste, acompañado con un short del mismo color, peino mi cabello y lo dejo suelto para que seque al natural.

Salgo del baño y me siento en mi cama con delicadeza, dormir tal vez sea la mejor opción para hoy. Cuando estoy apunto de acostarme, unos golpes a la puerta me ponen alerta y hacen que mi piernas se levanten instantáneamente.

—Verónica, ¿eres tú?—grito, esperando una respuesta, pero nada.

¿Quién será? Jane ya hubiera gritado mi nombre, Vero igual y pues Logan es muy rara la vez que viene a mi habitación.

Todo los resume a una amenaza de Stevan, diría que tardo mucho pero sé que es parte de su "juego" por así decirlo. ¿Debería abrir la puerta? Está situación es algo absurda. Dejo todo el miedo atrás y me encamino hasta la puerta. Otros dos golpes impactan contra ésta, tomo el pomo nerviosa y de una vez por todas abro la puerta.

Una silueta masculina entra con gran rapidez al cuarto, yo cierro la puerta lentamente y me mantengo con la mirada centrada en la madera, no sé quién sea esta persona y tengo miedo de lo pueda hacerme ahora mismo. Puedo oír la respiración de la otra persona un tanto agitada ¿Vino corriendo o qué?

El silencio se apodera de nosotros, claro está que yo no iba a decir ni una palabra, pero él si.

—Mírame—me ordena una voz ronca, ¿Debería hacerle caso? ¡Diablos! Odio ser tan sumisa y obediente.

Giro lentamente y me encuentro con un chico más o menos de mi edad, tiene una chaqueta de cuero negro, una camiseta gris debajo, trae unos vaqueros negros y unas botas del mismo color. Puedo notar que sus manos tienen vendas manchadas de sangre, tiene un semblante serio y un tanto aterrador. Levanta la cabeza y me deja ver su rostro arañado, pero no por eso deja de ser hermoso.

No puedo modular ninguna palabra, estoy en un estado de trance y shock por la persona que tengo al frente. Ahora mismo dudo mucho de esto, ¿Es real? Alguien que me dé un pellizco, porque no creo en nada de esto. Pero... Él está aquí.

Mi demonio de ojos azules.

J-Ja-Jaden...





Volviiiiiiii💗.

¿Cómo han estado? Yo un tanto ocupada y estresada, pero, lo prometido es deuda.

Espero y les guste este gran capítulo, me costó hacerlo ya que tenía que idear algo sorpresa para ustedes;).

Solo les digo... Esperen lo inesperado.

L@s amo💗.
Byeeee.

Diferente mente iguales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora