-Capítulo 13-

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Maia Evans

Tenía miedo de estar en mi propia habitación, a estar en cualquier lugar y sentir que él me sigue.

Jaden estaba a mi lado, esto ayudo un poco, pero no estaba segura del todo. Me voltee para mirar su espalda y con mi mano le di unos suaves golpesitos en el hombro.

El incógnito gruño y se volteo para quedar como yo, frente a frente.

Su cabello negro azabache se hizo presente, pequeños cabellos caían por su frente de forma tierna, su ceño estaba tranquilo, sus ojos...eran la parte que más me gustaba de su rostro. Esos ojos que te pueden hipnotizar en pocos segundos, que te hacen ver el mismísimo mar en ellos.

Al pasar los segundos el calor aumentaba sin consideración. ¿Por qué seguíamos así? Era como un duelo de miradas, que no quería tener fin alguno.

—Gracias...—susurré.

Jaden se lamió los labios mientras me observaba. Mi mirada cayó hasta llegar a los suyos, ¿Qué demonios estaba pasando?

Podía sentir su respiración a pocos centímetros de mi cara, todo mi cuerpo entro en un estado de trance.

"Hazlo".

Y eso fue suficiente. Tal vez fue por el momento en el que nos encontrábamos, o por mi estado emocional en ese instante. Las situación me acorraló, mi temperamento se fue desvaneciendo con el pasar de los segundos, mis pensamientos se alejaron y solo quería dejarme llevar, dejarme llevar por él y con él. 

Y sin haberme dado cuenta, sus labios y los míos estaban juntos, de nuevo.

No era un beso tranquilo, claro que no. Era un beso feroz, salvaje, uno lleno de emociones. Jaden tomo mi cintura haciendo que nuestros cuerpos encajaran perfectamente, subí mi mano hasta su mejilla para profundizar el beso. Nuestras respiraciones se agitaron. Nos separamos unos pocos centímetros para tomar aire y tranquilizar ese calor que había crecido.

¿Cómo podía haberme gustado ese beso? Simple, venía de Jaden. Joder...nunca me habían besado de esa manera, con tanto desespero, o como nuestros labios jugaban entre ellos con tanta familiaridad.

Quería más de Jaden, lo deseaba.

Abrí los ojos y para mí sorpresa, el chico me estaba mirando. Sus pupilas estaban dilatadas, se mordió el labio y bajo la mirada hasta mi boca, para luego volver a enfocarce en mi rostro.

¿Él también quería más? Demonios, desearía poder leer la mente de los demás, o solo la que me interesa, la de Jaden. Iba a decir algo para romper el hielo, pero fue él quien habló.

—Maia...—pronunció con la voz ronca y entrecortada.

Puse mi dedo por encima de su boca—No, —sentencie.

—A la mierda todo—fruncí el ceño, no había entendido a qué se refería, y tampoco hizo falta preguntarle.

El chico agarro mi cuello de forma brusca, y me dió una sonrisa de medio lado antes de posar sus labios encima de los míos.

Esta vez, nuestros labios confabularon un beso lento, profundo y horriblemente caliente. Habían mordidas y pocos chupetones. Mis manos viajaron a su abdomen, acariciando suavemente la zona. El por su parte tenía con su mano libre un vaivén en mi espalda, intentando quitarme el suéter y parte de la camiseta.

Gemí suavemente en el beso, Jaden gruño y quitó su mano de mi cuello para ponerla en mi cintura. Con un movimiento rápido, me posicionó encima de su anatomía — bien formada, cabe destacar.— sus manos siguieron en mi cadera, su toque frío hizo que mi piel se erizara al instante.

Diferente mente iguales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora