Mis ojos se abren de par en par, haciendo que entré en la cruda y horrible realidad. Mi respiración está agitada y hay un gran rastro de sudor a lo largo de todo el colchón.-Otra pesadilla...-me digo a mi misma.
Me siento en la cama y limpio mis ojos, puesto a que de ellos caían finas lágrimas sin pudor alguno, ya van 3 veces seguidas soñando con él. Siempre es el mismo sueño, hablo con mamá y al rato entra su terriblemente hermoso rostro a darme ilusiones baratas. No le he dicho a ninguno de los chicos sobre estos antecedentes, no le veo importancia a eso, en realidad, ya no le veo importancia a nada.
¿Lo extraño? Sin duda alguna.
¿Pienso hacer algo al respecto? Claro que no.
No me malinterpreten, quiero de vuelta a ese pelinegro de hermosos ojos azules, pero también quiero estabilizarme emocionalmente para cuando llegue el momento de encararlo. Gastaría mis pocas fuerzas buscándolo, al igual que todos mis ánimos, es ahí cuando me arrepiento de no haber insistido en una cosa...
Flashback
-Jaden-lo llamé. El chico volteó y una sonrisa se formó en sus labios.
-Si-trago saliva, él espera unos segundos para pensar sus próximas palabras y continúa -por eso no me gusta que nadie sepa de mi, me gusta ser un incógnito entre todas las personas de mi alrededor.
Fin del flashback
¡Joder! Debí haberle insistido con todo esto, así, hubiera podido buscarlo por lugares favoritos, su casa o donde sea que viva o pase el maldito rato.
Piensa Maia, piensa... Algo debí haberme grabado de todas nuestras fugasez salidas, trata de poner a trabajar todas mis neuronas para poder recordar algún sitio. Y es que Jaden no es una persona que amé las fiestas, tampoco los lugares con muchas personas.
El primer lugar a donde me llevo fue al parque de diversiones, después al lago, luego al gran campo de flores y por último, el restaurante.
El parque de diversiones a esta hora debe de estar totalmente lleno de gente. El chico no es un gran amante de las flores, así que descarto esas dos opciones. Dudo mucho que esté en el restaurante, ya que, podría pedir comida adomicilio por el simple hecho de no querer ver ni estar junto a muchas personas.
El lago... ¡Bingo!
Me doy una ducha rápida y me pongo un pantalón de mezclilla, un suéter cualquiera y unos zapatos negros.
Cojo mi teléfono y mis llaves, cierro la puerta que está detrás de mí y salgo lo más rápido posible del edificio. Todo está totalmente solitario, no hay ruidos ni personas andando de un lado para otro. Por un lado me da un poco de tranquilidad y, por el otro, hace que mi temor nazca. No obstante, el temor no solo es por el estado tan silencioso del los dormitorios, en gran parte es por la locura que estoy llevando a cabo.
A lo lejos veo al coche de Vero. Nerviosa, corro hacía el e introduzco la llave que mi amiga me dió en caso de "emergencias", lo enciendo y comiendo mi camino.
¿Qué diablos estoy haciendo ahora mismo?
Ni yo misma lo tengo claro, solo quiero encontrar a el incógnito, quiero que vuelva con sus comentarios de mal gusto o sus risas contagiosas. Quiero estar con el chico que le dió un grave giro a mi vida, haciéndola mucho más interesante y rara.
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Diferente mente iguales.
Novela JuvenilMe esforcé por entender, lo miré a los ojos fijamente y lo descubrí. Miedo.... Ahí fue donde entendí, que hasta la persona que no lo demuestre, puede tener un infierno interior.