Capitulo 2: Bakerbill

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Sábado: Llevaban ya más de dos horas de viaje, cuando en la carretera apareció un cartel medio destrozado y muy viejo que decía «bienvenidos a Bakerbill». Una sensación de alivio recorrió el cuerpo de Lara pero a la vez se temía que lo peor sucedería cuando llegaran a la "famosa" ciudad en la que pasaría el resto de su vida.
Al cabo de media hora llegaron por fin a Bakerbill, que cumplía con las expectativas en cuanto a que era como si Dios te vomitara en la cara, el cielo estaba totalmente gris, había poquísimos animales (sin contar a las cucarachas) y además no había niños (o eso creía ella).
Mientras llegaba la empresa de mudanzas, sus padres y ella esperaron de brazos cruzados... Era IN-SO-POR -TA-BLE, se negaba a morir de aburrimiento, así que decidió ir a investigar, era un ciudad fea, que no pequeña .
-Entonces, ¿puedo irme ya? -preguntó Lara impaciente
-claro, ¡ya estás tardando! - dijo su madre con un deje aventurero-.
Así, cogió su mochila y salió con viento fresco de esa casa que ya iba empezando a gustarle.
Desgraciadamente esa sensación le duró demasiado poco ya que a cada paso que daba la ciudad le parecía más fea pero entonces oyó una voz, una voz de niño, un niño de su edad y probablemente uno de los únicos que vería en muchos años, así que decidió hablar con él.

El gigante de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora