Y allí la vi, a la distancia, era una construcción nueva, pues según sus cartas recién se había terminado, sin embargo, sus paredes ya comenzaban a verse ennegrecidas, eran altas, blancas, frías y las ventanas abundaban, parecía un hotel, ¿Cómo pudo haber construido semejante monstruo? Era inmensa, con muchas chimeneas y ventanas, sin embargo, ventanas sólo había en la segunda planta, ¿y en la planta baja? ¿Por qué no había ventanas en la planta baja? Y una gran reja negra cubría todo el patio de frontal, con un portón enrejado metálico de formas circulares extravagantes y extrañas.
Esas paredes, tan blancas, pero también en algunos tramos con hilos de moho negro me hacían acordar a algo, algo que me causaba escalofríos, ese algo era... si... un cementerio. Cuando era niño cerca de mi casa había un cementerio, un cementerio de altas paredes blancas, gruesas,
en la primera planta ninguna ventana, recién en la segunda, y sólo en algunos tramos. Siempre me pregunté por qué, por qué un cementerio necesitaría semejantes muros, ¿para evitar que los muertos saliesen? La calle frente al cementerio era oscura y solitaria, y al pasar por la entrada
se podían ver las criptas, cubiertas de cerámicas, mármoles, granitos... esta casa me recordaba lo mismo, tan blanca, tan sólida, tan fría... Mientras nos acercábamos se podía apreciar que el muro continuaba hasta perderse en el horizonte, le pregunté al posadero qué era eso, y me dijo que toda la propiedad estaba cercada por un muro de tres metros y medio de altura, salvo el frente, en el que el muro era de sólo medio metro, pero una reja de dos metros se ceñía sobre él, separando el exterior del patio delantero.¿Qué extensión tendría esta casa?
— El muro encierra decenas de hectáreas que componen los jardines, donde está
la laguna, el bosque, el laberinto ... — Me comentó el posadero.La casa era inmensa, el frente medía varias cuadras, pensé en sus cartas, en todo
aquello que me había contado y que no le había dado importancia, desvaríos de una mente brillante, pero, ¿Allí estaban? ¿No me había mentido? Nunca fue de mentir, pero quizás lo
había hecho para tratar de persuadirme de que viniera a verlo.Al llegar al gran portón el coche se detuvo. Me preparé para bajarme, pero el posadero puso una mano sobre mi hombro.
— Espere — Me dijo — no baje, la casa se encuentra cerrada.
— ¿Cómo cerrada?
— Si, la noche en que todos se fueron, la reja de enfrente estaba cerrada, así que tuvieron que salir por detrás.
— Entonces la saltaré — Le dije sin pensarlo muy bien.
— No le servirá de nada, la puerta de entrada del frente también está cerrada, ya vió la casa, le pido que vuelva conmigo de nuevo al pueblo, podemos volver mañana.
— Pero si salto la reja podré golpear el portón de entrada, y podría oírme desde dentro, o quizás podría lograr abrirlo...
— No — Me interrumpió bruscamente — ¿Ya vio ese portón? No se abrirá sin que alguien dentro de la casa lo decida.
No había dado importancia al portón hasta que el posadero me lo señaló, era una enorme puerta doble de madera negra, simétrica, con relieves de ramas que crecían y se retorcían en sus puntas dando lugar a formas circulares, ramas secas que podrían parecer marchitas. A algo me hacían recordar esas formas, algo de mi memoria, de mi juventud, me hacían acordar a su mirada, esa mirada seria e inexpresiva que tenía él, la puerta tenía su mirada, la puerta en cierta medida me recordaba a él y me generaba cierta incomodidad.
— ¿Y cómo entraré mañana? También estará cerrada — Le pregunté cuando pude escapar de mis pensamientos.
— Buscaremos la forma — Me contestó encogiéndose de hombros — tendremos más tiempo que hoy antes del ocaso.
— Hay que hacer ruido, tal vez nos oiga desde adentro y venga a abrirme.
— No lo oirá — Me dijo bajando la mirada hacia un lado — El cuarto del señor da hacia atrás, a los jardines, al lago, al bosque interno, aquí estamos muy lejos del portón, y el recibidor es ancho, así que estamos muy lejos de sus habitaciones, no podrá oírlo.
— Pero debe de haber una manera, tampoco podrá oírme mañana y será igual que ahora — Le contesté ofuscado.
— Mañana podemos probar a ir por el otro lado, por el fondo, allí hay otra entrada, esa quedó abierta, por allí es que salieron todos el día en que lo vieron hablar con el diablo. — Me dijo con ojos saltones.
— Ya le dije ... — Le contesté con cansancio — No existe semejante cosa, vayamos a ver esa entrada.
El coche comenzó a andar y a rodear la propiedad, era inmensa, eran varias hectáreas y todas cercadas por ese inmenso muro, interminable, cuya silueta se extendía hasta el horizonte y allí continuaba, no podía evitar verlo y sentir una extraña sensación, qué significaba ese muro, tan blanco, tan alto, tan frío, tan afectado por el tiempo y la humedad que podían verse florecer helechos de sus grietas oscuras.
¿Por qué había construido esa cosa? ¿Por qué el cementerio necesitaba semejante muro? Siempre imaginé que las almas en pena buscaban salir de allí y se encontraban con ese muro inexpugnable, y no habían lágrimas ni súplicas que pudieran mover un ápice de tan despiadado guardían. Y allí vagaban eternamente... pero era sólo la imaginación de un chiquillo, esas cosas no existen, y él, tan analítico, lo recuerdo ahí, siempre callado, inmóvil, pensando, pensado con la mirada perdida en la nada, muy dentro en su solitario mundo. ¿Qué había allí dentro? Nunca habló demasiado, nunca me dijo mucho, siempre me sentí atraído por ese misterio, ¿qué podía haber en su interior que requiriese tan atención? ¿Por qué lo hacía? Aun en las fiestas más acaloradas él se sentaba allí, sólo, inmerso en sus pensamientos, podías mirarlo, hacerle señas, él estaba concentrado hacia sus adentros y no podía ver, ni oír lo que ocurría en el exterior, aquellos que estábamos ahí y que chocábamos con ese muro tan alto, tan grueso, tan duro, esas anchas puertas y esas altas ventanas tan lejos e inalcanzables, tan arriba que sólo con una escalera muy alta podría tocarlas, pero ¿para qué? Si siempre estaban cerradas, sólo veían hacia afuera, pero nadie era capaz de ver hacia adentro.
—Y llegamos señor — Interrumpió mis pensamientos el posadero — ahí está la entrada a los jardines, pero el camino hacia la casa es muy largo y como comprenderá yo no quiero entrar ahí.
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Casa Olimpo
Mystery / ThrillerUn hombre contacta con un viejo amigo a quien no ve hace años y de quien tiene gratos recuerdos, pero entre las líneas de las cartas que recibe percibe algo extraño, ¿su viejo amigo ha cruzado el umbral de la locura? Acompáñalo a conocer su extraña...